¿Qué quiere decir coeducar en la escuela?
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Fecha:
2007Publicado en:
Aula de infantil. 2007, n.38, julio-agosto ; p. 35-39Resumen:
La mayoría de las escuelas no están segregadas, no hay escuelas de niñas y escuelas de niños, pero todavía hay mucho trabajo que hacer hasta llegar a la escuela coeducativa. Ha habido cambios muy importantes a nivel legar, pero todavía no tienen tanta incidencia a nivel social y del comportamiento de hombres y mujeres. La realidad es más compleja. Todavía hoy la formación inicial de las facultades de ciencias de la educación correspondientes a cualquier etapa educativa no incluye la coeducación como eje transversal de la acción educativa para que poco a poco se vaya cambiando la carga androcéntrica de la cultura escolar. La manera de tratar a los niños y niñas se difiere desde su nacimiento, lo que hace que se construyan en seguida experiencias y vivencias diferentes. La diferencia sexual es una característica que impregna la relación del ser humano con la realidad y que, por tanto, afecta a la relación de cada persona con lo que aprende. Los estudios que se han hecho para observar y medir el comportamiento de la maestras y los maestros a la hora de hablar, de jugar, es decir, de interaccionar con las criaturas, muestra que normalmente no se trata igual a las niñas y a los niños, pero eso no quiere decir que el trato sea discriminatorio. Lo que es discriminatorio es establecer una relación con las niñas que dé a entender que los juguetes y el mundo de los niños tiene más valor y tiene que ir por delante de los juguetes y el mundo de las niñas. Es evidente que la escuela infantil no puede neutralizar todas las pautas sexistas que impregnan los comportamientos sociales, familiares y divulgados por los medios de comunicación. Lo que se denomina estereotipos de género, es decir, la construcción de una manera estereotipada de ser niño o de ser niña, se trasmite, se consolida y se recontextualiza en la escuela, en todas las etapas del sistema educativo. La escuela, a todos los niveles, es una institución fundamental para facilitar modelos de comportamiento y referencia que no sean sexistas a las niñas y niños. Como cualquier intervención educativa trasmite unas creencias que pueden ser sexistas o no, es importante realizar pequeñas observaciones de las acciones que hacen las maestras y de las consecuencias que éstas tienen en las criaturas. Para ello se pueden utilizar técnicas como la práctica reflexiva o aportaciones de la búsqueda-acción, que a pequeña escala permite recoger algunos datos que son lo bastante significativos como para introducir correcciones en las clases.
La mayoría de las escuelas no están segregadas, no hay escuelas de niñas y escuelas de niños, pero todavía hay mucho trabajo que hacer hasta llegar a la escuela coeducativa. Ha habido cambios muy importantes a nivel legar, pero todavía no tienen tanta incidencia a nivel social y del comportamiento de hombres y mujeres. La realidad es más compleja. Todavía hoy la formación inicial de las facultades de ciencias de la educación correspondientes a cualquier etapa educativa no incluye la coeducación como eje transversal de la acción educativa para que poco a poco se vaya cambiando la carga androcéntrica de la cultura escolar. La manera de tratar a los niños y niñas se difiere desde su nacimiento, lo que hace que se construyan en seguida experiencias y vivencias diferentes. La diferencia sexual es una característica que impregna la relación del ser humano con la realidad y que, por tanto, afecta a la relación de cada persona con lo que aprende. Los estudios que se han hecho para observar y medir el comportamiento de la maestras y los maestros a la hora de hablar, de jugar, es decir, de interaccionar con las criaturas, muestra que normalmente no se trata igual a las niñas y a los niños, pero eso no quiere decir que el trato sea discriminatorio. Lo que es discriminatorio es establecer una relación con las niñas que dé a entender que los juguetes y el mundo de los niños tiene más valor y tiene que ir por delante de los juguetes y el mundo de las niñas. Es evidente que la escuela infantil no puede neutralizar todas las pautas sexistas que impregnan los comportamientos sociales, familiares y divulgados por los medios de comunicación. Lo que se denomina estereotipos de género, es decir, la construcción de una manera estereotipada de ser niño o de ser niña, se trasmite, se consolida y se recontextualiza en la escuela, en todas las etapas del sistema educativo. La escuela, a todos los niveles, es una institución fundamental para facilitar modelos de comportamiento y referencia que no sean sexistas a las niñas y niños. Como cualquier intervención educativa trasmite unas creencias que pueden ser sexistas o no, es importante realizar pequeñas observaciones de las acciones que hacen las maestras y de las consecuencias que éstas tienen en las criaturas. Para ello se pueden utilizar técnicas como la práctica reflexiva o aportaciones de la búsqueda-acción, que a pequeña escala permite recoger algunos datos que son lo bastante significativos como para introducir correcciones en las clases.
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