La primavera de las naciones, 1848-1871
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Fecha:
2001Publicado en:
Aula historia social. 2001, n. 8, otoño ; p. 18-39Resumen:
Se abarca el periodo que va de 1848 a 1871. Primavera de las naciones, primavera de los pueblos. El periodo que transcurre entre las revoluciones de 1848 y el tercer cuarto del siglo XIX se consagró como el escenario en el que se fraguó la construcción de diferentes naciones. El mapa de Europa se recompuso y las relaciones internacionales reorientaron sus fidelidades. Surgió Alemania y apareció Italia, no sin intensas disputas entre las diferentes opciones en litigio por definir lo que las nuevas naciones debían ser. El imperio austro-húngaro perdió una parte más que sensible de sus dominios, lo que implicó una situación diferente en la zona sur-oriental de Europa. En el interior de cada una de esas nuevas naciones la correlación de fuerzas sociales se trastocaba. Con mayor o menor profundidad, deshacerse del 'ocupante' y consolidar los procesos de unificación requerían redefinir los fundamentos de la sociedad: surgieron nuevos actores sociales; los que ya estaban presentes debieron hacerse con un hueco en el escenario para poder seguir imprimiendo su sello a la dinámica social y política; desaparecieron algunos. Y con la primavera de las naciones devino la consolidación del liberalismo político y económico en el continente europeo.
Se abarca el periodo que va de 1848 a 1871. Primavera de las naciones, primavera de los pueblos. El periodo que transcurre entre las revoluciones de 1848 y el tercer cuarto del siglo XIX se consagró como el escenario en el que se fraguó la construcción de diferentes naciones. El mapa de Europa se recompuso y las relaciones internacionales reorientaron sus fidelidades. Surgió Alemania y apareció Italia, no sin intensas disputas entre las diferentes opciones en litigio por definir lo que las nuevas naciones debían ser. El imperio austro-húngaro perdió una parte más que sensible de sus dominios, lo que implicó una situación diferente en la zona sur-oriental de Europa. En el interior de cada una de esas nuevas naciones la correlación de fuerzas sociales se trastocaba. Con mayor o menor profundidad, deshacerse del 'ocupante' y consolidar los procesos de unificación requerían redefinir los fundamentos de la sociedad: surgieron nuevos actores sociales; los que ya estaban presentes debieron hacerse con un hueco en el escenario para poder seguir imprimiendo su sello a la dinámica social y política; desaparecieron algunos. Y con la primavera de las naciones devino la consolidación del liberalismo político y económico en el continente europeo.
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