Estudio comparativo de la afectividad en niños normales y niños deficientes mentales a través del Z test
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1989Resumen:
Comprobar si existen diferencias significativas en la afectividad en niños deficientes mentales y en niños normales. Sujetos normales: 65 niñas y 35 niños. Sujetos con deficiencias: 43 niñas y 57 niños. Estudio acerca de la afectividad. Comienza abordando el concepto de afectividad y otros términos afines a él que podrían dar lugar a confusión. Seguidamente, un breve repaso por los métodos de estudio de la afectividad, para pasar e exponer alguna de las teorías más relevantes que a lo largo de la historia de la psicología se han referido al tema de este estudio. Más adelante trata la evolución afectiva desde el punto de vista cronológico, abarcando desde el nacimiento hasta ya terminada la adolescencia, ya que la intención de el estudio en un primer momento fue exponer también la evolución de la afectividad de los sujetos deficientes mentales. El capítulo siguiente se refiere a la educación afectiva, desde la familia, responsable principal de esta educación, y desde la escuela, por ser la institución en la que la familia delega la función educadora como complementaria a su labor. La parte práctica trata de un estudio comparativo de la afectividad en los niños deficientes mentales y en niños normales de edades comprendidas entre los 10 y 15 años. 1) Los resultados obtenidos a través del Z test demuestran que los sujetos deficientes mentales poseen un impulso afectivo ligeramente mayor que los sujetos normales, pero ésta mayor capacidad afectiva está descontrolada. No controlan su estado de ánimo y éste puede ser muy variable. 2) Los niños normales poseen una capacidad afectiva que evoluciona según la edad desde el descontrol del estado emocional hacia un control progresivo de la manifestación de la afectividad. 3) En éste grupo de sujetos, las niñas evolucionan más rápidamente hacia el control de los afectos, pero ya a los 13 años, tanto los niños como las niñas han conseguido dominar su afectividad, siendo está equilibrada y estable. 4) Una nota común a ambos grupos es la falta de flexibilidad en el pensamiento. Ambos, tiene un pensamiento estereotipado, más agudizado en las edades inferiores de los niños deficientes mentales. 5) La afectividad no es un aspecto aislado de la personalidad, y todas las demás facetas del individuo están condicionadas por ella. Conociendo como puede ser la evolución afectiva, de niños y jóvenes, podremos evitar numerosos trastornos de conducta y problemas en el rendimiento escolar como consecuencia de una perturbación emocional. 6) Intentar un estudio de la afectividad en los adultos, es una tarea difícil ya que en muchas ocasiones aparentan sentimientos que no tienen, que no sienten. Estudiar la afectividad del niño o del joven es más sencillo por ser éstos más auténticos en su actuación cotidiana. Pero en éste caso surge el problema del adultomorfismo, el medir al niño o al joven en relación a nosotros y no ser considerados en sí mismos como niños o jóvenes que son. 7) Conocer el mundo del niño es un cometido básico de todas aquellas personas (padres, profesores,...) que van a tener una vinculación más o menos fuerte con ellos, y que van a pretender 'educarle como persona'; reto cotidiano, pero no por ello menos importante cada vez que se plantea.
Comprobar si existen diferencias significativas en la afectividad en niños deficientes mentales y en niños normales. Sujetos normales: 65 niñas y 35 niños. Sujetos con deficiencias: 43 niñas y 57 niños. Estudio acerca de la afectividad. Comienza abordando el concepto de afectividad y otros términos afines a él que podrían dar lugar a confusión. Seguidamente, un breve repaso por los métodos de estudio de la afectividad, para pasar e exponer alguna de las teorías más relevantes que a lo largo de la historia de la psicología se han referido al tema de este estudio. Más adelante trata la evolución afectiva desde el punto de vista cronológico, abarcando desde el nacimiento hasta ya terminada la adolescencia, ya que la intención de el estudio en un primer momento fue exponer también la evolución de la afectividad de los sujetos deficientes mentales. El capítulo siguiente se refiere a la educación afectiva, desde la familia, responsable principal de esta educación, y desde la escuela, por ser la institución en la que la familia delega la función educadora como complementaria a su labor. La parte práctica trata de un estudio comparativo de la afectividad en los niños deficientes mentales y en niños normales de edades comprendidas entre los 10 y 15 años. 1) Los resultados obtenidos a través del Z test demuestran que los sujetos deficientes mentales poseen un impulso afectivo ligeramente mayor que los sujetos normales, pero ésta mayor capacidad afectiva está descontrolada. No controlan su estado de ánimo y éste puede ser muy variable. 2) Los niños normales poseen una capacidad afectiva que evoluciona según la edad desde el descontrol del estado emocional hacia un control progresivo de la manifestación de la afectividad. 3) En éste grupo de sujetos, las niñas evolucionan más rápidamente hacia el control de los afectos, pero ya a los 13 años, tanto los niños como las niñas han conseguido dominar su afectividad, siendo está equilibrada y estable. 4) Una nota común a ambos grupos es la falta de flexibilidad en el pensamiento. Ambos, tiene un pensamiento estereotipado, más agudizado en las edades inferiores de los niños deficientes mentales. 5) La afectividad no es un aspecto aislado de la personalidad, y todas las demás facetas del individuo están condicionadas por ella. Conociendo como puede ser la evolución afectiva, de niños y jóvenes, podremos evitar numerosos trastornos de conducta y problemas en el rendimiento escolar como consecuencia de una perturbación emocional. 6) Intentar un estudio de la afectividad en los adultos, es una tarea difícil ya que en muchas ocasiones aparentan sentimientos que no tienen, que no sienten. Estudiar la afectividad del niño o del joven es más sencillo por ser éstos más auténticos en su actuación cotidiana. Pero en éste caso surge el problema del adultomorfismo, el medir al niño o al joven en relación a nosotros y no ser considerados en sí mismos como niños o jóvenes que son. 7) Conocer el mundo del niño es un cometido básico de todas aquellas personas (padres, profesores,...) que van a tener una vinculación más o menos fuerte con ellos, y que van a pretender 'educarle como persona'; reto cotidiano, pero no por ello menos importante cada vez que se plantea.
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