Filología y Lingüística en la obra de Séneca el Filósofo
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1969Publicado en:
Enseñanza media. 1969, n. 205-207 ; p. [1873]-1889Resumen:
Entendemos por Filología el estudio de cuanto es necesario conocer para la correcta interpretacion de un texto literario; y la Lingüística como el estudio de la estructura y evolución de la lengua en su más amplia acepción. Nos interesa Séneca porque se preocupa expresamente de cuestiones filológicas, lingüísticas o gramaticales. Pero no son las imágenes, comparaciones y metáforas de Séneca las que le avalan como lingüista o filólogo, sino el hecho curioso de que cuando cita a un prosista latino, no lo hace para ponerle como protagonista de una idea o un hecho, sino precisamente para presentarle como autoridad en materia lingüística o gramatical; justificar un detalle de forma, dar autoridad a algún giro. Se ha dicho de Séneca que no amaba la erudición filológica, pero no es cierto porque se interesó por estas cuestiones no sólo en la escuela sino a lo largo de toda su vida. Defiende y preconiza una verdadera cultura y está harto de la excesiva acumulación de libros y bibliotecas cuyo dueño apenas han leído un libro. Asegura que la multitud de libros abruma y no instruye y, que es mejor dedicarse a pocos autores que mariposear por muchos. Lo que le desagrada es la erudición vana e inútil, lo que él, llamó naderías. Conoce perfectamente la teoría del gramático al que retrató y fue traductor y adaptador de términos griegos al latín. Se queja de la falta de términos abstractos que tienen el latín, de ahí su adaptación del griego. Fue un gran crítico literario y comentarista.
Entendemos por Filología el estudio de cuanto es necesario conocer para la correcta interpretacion de un texto literario; y la Lingüística como el estudio de la estructura y evolución de la lengua en su más amplia acepción. Nos interesa Séneca porque se preocupa expresamente de cuestiones filológicas, lingüísticas o gramaticales. Pero no son las imágenes, comparaciones y metáforas de Séneca las que le avalan como lingüista o filólogo, sino el hecho curioso de que cuando cita a un prosista latino, no lo hace para ponerle como protagonista de una idea o un hecho, sino precisamente para presentarle como autoridad en materia lingüística o gramatical; justificar un detalle de forma, dar autoridad a algún giro. Se ha dicho de Séneca que no amaba la erudición filológica, pero no es cierto porque se interesó por estas cuestiones no sólo en la escuela sino a lo largo de toda su vida. Defiende y preconiza una verdadera cultura y está harto de la excesiva acumulación de libros y bibliotecas cuyo dueño apenas han leído un libro. Asegura que la multitud de libros abruma y no instruye y, que es mejor dedicarse a pocos autores que mariposear por muchos. Lo que le desagrada es la erudición vana e inútil, lo que él, llamó naderías. Conoce perfectamente la teoría del gramático al que retrató y fue traductor y adaptador de términos griegos al latín. Se queja de la falta de términos abstractos que tienen el latín, de ahí su adaptación del griego. Fue un gran crítico literario y comentarista.
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