Taxonomía de los objetivos de la educación
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Fecha:
1970Publicado en:
Revista de educación. 1970, n. 207-208 ; p. 18-24Resumen:
En un primer análisis del fin de la educación, se busca delimitar las metas fundamentales. La formulación del proyecto de vida exige un doble conocimiento: el del mundo circundante, presente y futuro, con sus posibilidades y limitaciones y el conocimiento de la propia personalidad, también con sus posibilidades y limitaciones. Dado que todo conocimiento tiene una expresión, se puede formular el primer núcleo de objetivos principales, como el dominio de la expresión verbal, numérico, plástico y dinámica de la realidad natural humana y trascendental. La realización del proyecto de vida exige la capacidad de elegir entre la diversidad de posibilidades de acción y la capacidad de armonizar realmente la actividad con las decisiones tomadas. En la anterior formulación de objetivos se puede advertir una dicotomía entre el conocimiento y la actividad. En definitiva se trata de considerar la vida humana como algo que se desarrolla en dos campos: el del conocimiento y el de la acción. Este objetivo implica la posesión, más o menos consciente, de una concepción del mundo, es decir, un sistema de valores que incluye al conjunto de todo lo que es conocido o cognoscible, e implica también la consistencia o coherencia entre el pensamiento y la acción, entre la idea y la realidad.
En un primer análisis del fin de la educación, se busca delimitar las metas fundamentales. La formulación del proyecto de vida exige un doble conocimiento: el del mundo circundante, presente y futuro, con sus posibilidades y limitaciones y el conocimiento de la propia personalidad, también con sus posibilidades y limitaciones. Dado que todo conocimiento tiene una expresión, se puede formular el primer núcleo de objetivos principales, como el dominio de la expresión verbal, numérico, plástico y dinámica de la realidad natural humana y trascendental. La realización del proyecto de vida exige la capacidad de elegir entre la diversidad de posibilidades de acción y la capacidad de armonizar realmente la actividad con las decisiones tomadas. En la anterior formulación de objetivos se puede advertir una dicotomía entre el conocimiento y la actividad. En definitiva se trata de considerar la vida humana como algo que se desarrolla en dos campos: el del conocimiento y el de la acción. Este objetivo implica la posesión, más o menos consciente, de una concepción del mundo, es decir, un sistema de valores que incluye al conjunto de todo lo que es conocido o cognoscible, e implica también la consistencia o coherencia entre el pensamiento y la acción, entre la idea y la realidad.
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