La educación moral cívica y política en Aranguren : el ecologismo como vía alternativa
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2000Publicado en:
Educació i cultura : revista mallorquina de pedagogia. 2000, n. 13 ; p. 27-40Resumen:
Una de nuestras mayores responsabilidades como ciudadanos es la conquista y mantenimiento de la libertad. La libertad no nos la puede dar ningún régimen político porque antes que una actitud política es una actitud personal, es decir, una virtud ética, un objetivo moral. Es menester desplazar el centro de nuestas preocupaciones desde lo político a lo social, por un lado, y a lo personal, por el otro. La salvación de los pueblos, como la de los hombres, es antes personal y social que política. La educación moral, que es también educación cívica y política, es una parte de las tareas por cumplir. Una verdadera educación moral, orientada hacia la responsabilidad personal y la corresponsabilidad social, debe atender necesariamente a este tipo de educación encaminada a la búsqueda de la democracia, no sólo la política o formal, sino y sobre todo, la moral. Esta importantísima labor educadora, sin embargo, ya no se puede dejar en manos, al menos de manera exclusiva, de las instituciones formalmente educadoras o de los partidos políticos, sino que es preciso abrirse a otras vías alternativas: los movimientos sociales de liberación, entre los que se encuentra el movimiento ecologista.
Una de nuestras mayores responsabilidades como ciudadanos es la conquista y mantenimiento de la libertad. La libertad no nos la puede dar ningún régimen político porque antes que una actitud política es una actitud personal, es decir, una virtud ética, un objetivo moral. Es menester desplazar el centro de nuestas preocupaciones desde lo político a lo social, por un lado, y a lo personal, por el otro. La salvación de los pueblos, como la de los hombres, es antes personal y social que política. La educación moral, que es también educación cívica y política, es una parte de las tareas por cumplir. Una verdadera educación moral, orientada hacia la responsabilidad personal y la corresponsabilidad social, debe atender necesariamente a este tipo de educación encaminada a la búsqueda de la democracia, no sólo la política o formal, sino y sobre todo, la moral. Esta importantísima labor educadora, sin embargo, ya no se puede dejar en manos, al menos de manera exclusiva, de las instituciones formalmente educadoras o de los partidos políticos, sino que es preciso abrirse a otras vías alternativas: los movimientos sociales de liberación, entre los que se encuentra el movimiento ecologista.
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