La afectividad del deficiente ligero a través del psicodiagnóstico de Rorschach
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Tesis doctoralEstadísticas:
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1988Resumen:
Seis hipótesis: los déficits cuantitativos y cualitativos de la inteligencia determinan dificultades específicas en la organización de la afectividad. Los retrasos evolutivos actúan como condicionantes de la afectividad, manteniendo las respuestas automáticas. La relación entre el desarrollo afectivo y el desarrollo intelectual interviene en la génesis de los esquemas conceptuales. 60 niños procedentes de Escuelas públicas de Pamplona: 30 normales y 30 débiles ligeros. El cociente intelectual del grupo experimental se distribuía entre 69 y 85; su edad entre 9 y 15 años y el del grupo control entre 90 y 116; su edad entre 9 y 13 años. Esta investigación tiene como propósito fundamental evaluar la afectividad en el niño con nivel intelectual límite y analizar las causas de los desajustes emocionales, delimitando si éstos son consecuencia de sus déficits intelectuales o, por el contrario son otras las variables que determinan las alteraciones afectivas. Variables independientes: el cociente intelectual y la edad mental. Variables dependientes: las respuestas dadas por los niños ante la presentación de las pruebas. Test de matrices progresivas de Raven para medir el cociente intelectual. Test de psicodiagnóstico de Rorschach para evaluar la personalidad. Estadística descriptiva para resumir el conjunto de puntajes. 'T' de Student para comparar ambos grupos. Análisis de varianza. 'F' de Fisher. Prueba de CHI cuadrado. Análisis de covarianza. Análisis vectorial que permite concluir si el test de Rorschach es lo suficientemente significativo como prueba única para establecer diferencias entre niños normales y deficientes. Análisis discriminante. Se acepta la hipótesis que determina la relación existente entre afectividad e inteligencia. No hay diferencias en el ámbito de la afectividad entre el grupo experimental, salvo en aquellas variables que suponen un control cognoscitivo tales como: el modo de apercepción y la percepción formal correcta. Se confirman las dificultades perceptivas del débil mental en las diferentes variables estudiadas y su tendencia a realizar interpretaciones aisladas que motivan distorsiones en la correcta elaboración e interpretación conceptual. La ausencia de síntomas específicos en el ámbito de la afectividad del niño débil mental de naturaleza endógena, las alteraciones emocionales y las dificultades de adaptación social dependen de su deficiente estructuración cognitiva, de sus procesos perceptivos, de los aspectos motivacionales, y de su historia personal y ambiental. Necesidad de desarrollar estrategias perceptivas para mejorar e incidir en los niveles cognitivos del débil mental, así como asociar los procedimientos comportamentales y cognitivos en los programas de aprendizaje y la posibilidad de nuevos modelos de investigación en el diagnóstico diferencial de la debilidad mental.
Seis hipótesis: los déficits cuantitativos y cualitativos de la inteligencia determinan dificultades específicas en la organización de la afectividad. Los retrasos evolutivos actúan como condicionantes de la afectividad, manteniendo las respuestas automáticas. La relación entre el desarrollo afectivo y el desarrollo intelectual interviene en la génesis de los esquemas conceptuales. 60 niños procedentes de Escuelas públicas de Pamplona: 30 normales y 30 débiles ligeros. El cociente intelectual del grupo experimental se distribuía entre 69 y 85; su edad entre 9 y 15 años y el del grupo control entre 90 y 116; su edad entre 9 y 13 años. Esta investigación tiene como propósito fundamental evaluar la afectividad en el niño con nivel intelectual límite y analizar las causas de los desajustes emocionales, delimitando si éstos son consecuencia de sus déficits intelectuales o, por el contrario son otras las variables que determinan las alteraciones afectivas. Variables independientes: el cociente intelectual y la edad mental. Variables dependientes: las respuestas dadas por los niños ante la presentación de las pruebas. Test de matrices progresivas de Raven para medir el cociente intelectual. Test de psicodiagnóstico de Rorschach para evaluar la personalidad. Estadística descriptiva para resumir el conjunto de puntajes. 'T' de Student para comparar ambos grupos. Análisis de varianza. 'F' de Fisher. Prueba de CHI cuadrado. Análisis de covarianza. Análisis vectorial que permite concluir si el test de Rorschach es lo suficientemente significativo como prueba única para establecer diferencias entre niños normales y deficientes. Análisis discriminante. Se acepta la hipótesis que determina la relación existente entre afectividad e inteligencia. No hay diferencias en el ámbito de la afectividad entre el grupo experimental, salvo en aquellas variables que suponen un control cognoscitivo tales como: el modo de apercepción y la percepción formal correcta. Se confirman las dificultades perceptivas del débil mental en las diferentes variables estudiadas y su tendencia a realizar interpretaciones aisladas que motivan distorsiones en la correcta elaboración e interpretación conceptual. La ausencia de síntomas específicos en el ámbito de la afectividad del niño débil mental de naturaleza endógena, las alteraciones emocionales y las dificultades de adaptación social dependen de su deficiente estructuración cognitiva, de sus procesos perceptivos, de los aspectos motivacionales, y de su historia personal y ambiental. Necesidad de desarrollar estrategias perceptivas para mejorar e incidir en los niveles cognitivos del débil mental, así como asociar los procedimientos comportamentales y cognitivos en los programas de aprendizaje y la posibilidad de nuevos modelos de investigación en el diagnóstico diferencial de la debilidad mental.
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