Resumen de un siglo de investigaciones sobre masculinidad y feminidad : una revisión crítica
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2011Publicado en:
Psicothema. 2011, v. 23, n. 2 ; p. 167-172Resumen:
El estudio psicológico de la masculinidad (M) y la feminidad (F), a lo largo del siglo XX, muestra dos planteamientos bien distintos. En la primera mitad se parte del continuo bipolar, mientras que en la segunda predomina la concepción de dos dimensiones ortogonales. Los estudios empíricos realizados en diversos países con las escalas de M y F clásicas manifiestan que los datos no apoyan ni el presupuesto del continuo bipolar, ni la estrecha relación entre masculinidad-varón y feminidad-mujer como patrón único de desarrollo funcional, ni la validez convergente de los distintos instrumentos de evaluación. A su vez, los resultados obtenidos con las nuevas escalas de M y F ponen de manifiesto que parece más coherente hablar de multidimensionalidad que de bidimensionalidad, que las distintas escalas no son equivalentes y que se adolece de una falta de teoría capaz de guiar la elaboración de nuevos instrumentos de valoración de estos constructos. Al inicio del siglo XXI, tras la evaluación crítica de lo realizado a lo largo de los casi cien años anteriores, nos encontramos ante una duda esencial: ¿merece la pena seguir hablando de M y F dentro del ámbito científico y, más concretamente, dentro del área de la psicología?.
El estudio psicológico de la masculinidad (M) y la feminidad (F), a lo largo del siglo XX, muestra dos planteamientos bien distintos. En la primera mitad se parte del continuo bipolar, mientras que en la segunda predomina la concepción de dos dimensiones ortogonales. Los estudios empíricos realizados en diversos países con las escalas de M y F clásicas manifiestan que los datos no apoyan ni el presupuesto del continuo bipolar, ni la estrecha relación entre masculinidad-varón y feminidad-mujer como patrón único de desarrollo funcional, ni la validez convergente de los distintos instrumentos de evaluación. A su vez, los resultados obtenidos con las nuevas escalas de M y F ponen de manifiesto que parece más coherente hablar de multidimensionalidad que de bidimensionalidad, que las distintas escalas no son equivalentes y que se adolece de una falta de teoría capaz de guiar la elaboración de nuevos instrumentos de valoración de estos constructos. Al inicio del siglo XXI, tras la evaluación crítica de lo realizado a lo largo de los casi cien años anteriores, nos encontramos ante una duda esencial: ¿merece la pena seguir hablando de M y F dentro del ámbito científico y, más concretamente, dentro del área de la psicología?.
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