Algo más que educación superior : la universidad, comunidad necesaria
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Fecha:
2012Publicado en:
Bordón. 2012, v. 64, n. 3 ; p. 65-75Resumen:
Se constata que hay un cambio significativo en el modo de entender y de hacer la universidad; un cambio de paradigma que puede transformarla en una institución completamente diferente. Se analizan algunas características de la universidad medieval entre las que cabe destacar el interés por el conocimiento, la autonomía académica y la argumentación racional como medio para resolver discrepancias. Luego se plantea si es normativo este modelo de cara a la construcción de una universidad a la medida del siglo XXI. De manera más radical, se cuestiona si se puede defender actualmente la existencia de una institución como la universidad. Sin duda, es posible sostener que una sociedad democrática necesita proteger aquellas instituciones en las que se cultivan los ideales que han caracterizado tradicionalmente a la universidad. Entre ellos se encuentran la pasión por la verdad, la autonomía académica y la libertad para investigar. Y hay que velar para que en ellas se pueda proporcionar a los estudiantes una formación que tenga horizontes más amplios que la estricta adquisición de conocimientos y habilidades que capaciten para el ejercicio de las profesiones que demanda en cada momento el mercado laboral. La universidad, por tanto, puede considerarse una comunidad necesaria para el buen desarrollo de la sociedad.
Se constata que hay un cambio significativo en el modo de entender y de hacer la universidad; un cambio de paradigma que puede transformarla en una institución completamente diferente. Se analizan algunas características de la universidad medieval entre las que cabe destacar el interés por el conocimiento, la autonomía académica y la argumentación racional como medio para resolver discrepancias. Luego se plantea si es normativo este modelo de cara a la construcción de una universidad a la medida del siglo XXI. De manera más radical, se cuestiona si se puede defender actualmente la existencia de una institución como la universidad. Sin duda, es posible sostener que una sociedad democrática necesita proteger aquellas instituciones en las que se cultivan los ideales que han caracterizado tradicionalmente a la universidad. Entre ellos se encuentran la pasión por la verdad, la autonomía académica y la libertad para investigar. Y hay que velar para que en ellas se pueda proporcionar a los estudiantes una formación que tenga horizontes más amplios que la estricta adquisición de conocimientos y habilidades que capaciten para el ejercicio de las profesiones que demanda en cada momento el mercado laboral. La universidad, por tanto, puede considerarse una comunidad necesaria para el buen desarrollo de la sociedad.
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