Competentes para vivir, tras la pandemia
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Fecha:
2022Publicado en:
Cuadernos de pedagogía. 2022, n. 528, febrero ; p. 150-152Resumen:
En 2018, el Consejo de la Unión Europea adoptó una recomendación que sigue vigente. Se trata de la de las competencias clave para un aprendizaje permanente. Las llamó ¿LifeComp¿, que podrían traducirse como ¿Compevitales¿, las cualidades para la vida diaria. Se trata de nueve competencias divididas en tres triadas: competencias para la satisfacción y la plenitud personal (autorrealización, flexibilidad, bienestar), desarrollo propio y de la relación con los demás (empatía, comunicación, colaboración), y aprender a aprender para la empleabilidad (mentalidad de crecimiento, pensamiento crítico y L3: aprendizaje permanente). La pandemia empuja, además, a incidir especialmente en tres de estas competencias vitales. Son las de bienestar, colaboración y pensamiento crítico. Recomendaciones que además van en la línea de los últimos descubrimientos en torno al neoliderazgo. En este entorno tan incierto, global y tecnológico, educación y empresas deben fomentar competencias vitales desde la personalización, la flexibilidad y el bienestar, el talento colaborativo con empatía y comunicación, la mentalidad de crecimiento, de aprendizaje y sanamente crítica.
En 2018, el Consejo de la Unión Europea adoptó una recomendación que sigue vigente. Se trata de la de las competencias clave para un aprendizaje permanente. Las llamó ¿LifeComp¿, que podrían traducirse como ¿Compevitales¿, las cualidades para la vida diaria. Se trata de nueve competencias divididas en tres triadas: competencias para la satisfacción y la plenitud personal (autorrealización, flexibilidad, bienestar), desarrollo propio y de la relación con los demás (empatía, comunicación, colaboración), y aprender a aprender para la empleabilidad (mentalidad de crecimiento, pensamiento crítico y L3: aprendizaje permanente). La pandemia empuja, además, a incidir especialmente en tres de estas competencias vitales. Son las de bienestar, colaboración y pensamiento crítico. Recomendaciones que además van en la línea de los últimos descubrimientos en torno al neoliderazgo. En este entorno tan incierto, global y tecnológico, educación y empresas deben fomentar competencias vitales desde la personalización, la flexibilidad y el bienestar, el talento colaborativo con empatía y comunicación, la mentalidad de crecimiento, de aprendizaje y sanamente crítica.
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