El debate sobre los libros de texto de secundaria en España (1875-1931)
Texto completo:
https://revistas.ucm.es/index.ph ...Ver/ Abrir
Nivel Educativo:
Tipo Documental:
Artículo de revistaEstadísticas:
Ver Estadísticas de usoMetadatos:
Mostrar el registro completo del ítemAutor:
Fecha:
2001Publicado en:
Revista complutense de educación. 2001, v. 12, n. 1 ; p. 357-395Resumen:
A finales del siglo XIX se encuentra una crítica situación por la polémica desatada en la prensa diaria y las revistas profesionales en contra de los textos de enseñanza. A ella se añadió las quejas de los padres de los alumnos que tenían que pagar los libros de los hijos. Las causas eran: el elevado precio de venta de los textos, el excesivo contenido, y las deficientes condiciones didácticas y materiales. El escándalo llegó a las Cámaras donde se debatió sobre los aspectos y se propusieron alternativas. En el siglo XX el Gobierno intentó buscar los remedios a tales causas legislando, en 1901, a favor del cuestionario único para exámenes y declarando no obligatoria la adquisición de libros de texto para los alumnos, que podían elegir aquellos que estimasen mejores y que se adaptasen al cuestionario oficial. En la práctica, los alumnos siguieron comprando el texto, de cada asignatura, cuyo autor era el catedrático que les tenía que examinar. Para poner fin a una situación, el Gobierno de Primo de Rivera intentó llevar a la práctica algunas de las propuestas que otros Gobiernos no se habían atrevido a aplicar por miedo a la oposición de los sectores más perjudicados como catedráticos, autores de los textos, y editoriales.
A finales del siglo XIX se encuentra una crítica situación por la polémica desatada en la prensa diaria y las revistas profesionales en contra de los textos de enseñanza. A ella se añadió las quejas de los padres de los alumnos que tenían que pagar los libros de los hijos. Las causas eran: el elevado precio de venta de los textos, el excesivo contenido, y las deficientes condiciones didácticas y materiales. El escándalo llegó a las Cámaras donde se debatió sobre los aspectos y se propusieron alternativas. En el siglo XX el Gobierno intentó buscar los remedios a tales causas legislando, en 1901, a favor del cuestionario único para exámenes y declarando no obligatoria la adquisición de libros de texto para los alumnos, que podían elegir aquellos que estimasen mejores y que se adaptasen al cuestionario oficial. En la práctica, los alumnos siguieron comprando el texto, de cada asignatura, cuyo autor era el catedrático que les tenía que examinar. Para poner fin a una situación, el Gobierno de Primo de Rivera intentó llevar a la práctica algunas de las propuestas que otros Gobiernos no se habían atrevido a aplicar por miedo a la oposición de los sectores más perjudicados como catedráticos, autores de los textos, y editoriales.
Leer menos