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http://hdl.handle.net/2445/34246Ver/ Abrir
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2002Publicado en:
Temps d'educació. 2002, n. 26 ; p. 23-43Resumen:
En este artículo se reflexiona acerca de lo que caracteriza substantivamente al aprendizaje, sobre su gradación de calidad y sobre los estilos de representación (visual, auditivo y cinestésico). También se resume la teoría constructivista. Estas bases teóricas constituyen la justificación y argumentación de una propuesta sobre la tipología y diversidad de las actividades que se tienen que ofrecer al público potencial de los museos, exposiciones o en otras mediaciones didáctico-culturales del patrimonio. Se llega a la conclusión de que, con toda su riqueza de matices, las modernas teorías del aprendizaje así como los descubrimientos neurológicos avalan algunos de los principios intuidos por la cultura clásica romana cuando se afirmaba que aprender precisaba pocas palabras, muchos ejemplos y aún más ejercicios prácticos. Es esto, en definitiva, lo que se propone la nueva museografía: que no se abuse del texto y que el público pueda interaccionar con el contenido propuesto para su comprensión y, en su caso, al aprendizaje, a través de las imágenes virtuales y otros tipos de actividades cinestésicas.
En este artículo se reflexiona acerca de lo que caracteriza substantivamente al aprendizaje, sobre su gradación de calidad y sobre los estilos de representación (visual, auditivo y cinestésico). También se resume la teoría constructivista. Estas bases teóricas constituyen la justificación y argumentación de una propuesta sobre la tipología y diversidad de las actividades que se tienen que ofrecer al público potencial de los museos, exposiciones o en otras mediaciones didáctico-culturales del patrimonio. Se llega a la conclusión de que, con toda su riqueza de matices, las modernas teorías del aprendizaje así como los descubrimientos neurológicos avalan algunos de los principios intuidos por la cultura clásica romana cuando se afirmaba que aprender precisaba pocas palabras, muchos ejemplos y aún más ejercicios prácticos. Es esto, en definitiva, lo que se propone la nueva museografía: que no se abuse del texto y que el público pueda interaccionar con el contenido propuesto para su comprensión y, en su caso, al aprendizaje, a través de las imágenes virtuales y otros tipos de actividades cinestésicas.
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