La actividad lúdica en la edad preescolar : su influencia en la evolución cognitiva
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1987Resumen:
Estudiar el juego en la edad preescolar como uno de los modos más importantes mediante los cuales el individuo lleva a cabo su desarrollo cognitivo. El juego se convierte en la base del desarrollo cognitivo, el niño construye el conocimiento por sí mismo, por medio de su actividad. La situación ideal para aprender es aquella en la que la actividad es tan agradable que el que aprende la considera a la vez trabajo y juego. Se debe incitar al niño a manipular su entorno, a hacer uso de su iniciativa, ya que gracias a ello desarrollará su capacidad biológica que da lugar a la inteligencia. Jugando el niño adquirirá ideas claras y concretas, pues la acción lúdica influye de manera muy positiva en la actividad mental del niño. El niño nace con una capacidad cognoscitiva que se irá desarrollando gracias a su propia experiencia, experiencia es actividad y actividad es juego. El niño desarrolla su capacidad de razonamiento mediante el juego, ya que el juego es exploratorio de los objetos, pieza clave del desarrollo intelectual y es también fuente inagotable de experiencias. Somos pues partidarios de que la inteligencia juegue es primordial que el niño aprenda a jugar utilizando su capacidad cognitiva. La inteligencia no es la única conquista del hombre que hemos de preservar y transmitir, se trata de potenciar la inteligencia, si pero en armonia con otros valores humanos como son afectividad y motricidad. Ya que cualquier educación que pretendiese ser meramente intelectual sería inhumana. La afectividad influye de manera positiva o negativa en los procesos intelectos. El conocimiento no puede adquirirse realmente si no es a partir de una vivencia global en la que se comprometa toda la personalidad del que aprende.
Estudiar el juego en la edad preescolar como uno de los modos más importantes mediante los cuales el individuo lleva a cabo su desarrollo cognitivo. El juego se convierte en la base del desarrollo cognitivo, el niño construye el conocimiento por sí mismo, por medio de su actividad. La situación ideal para aprender es aquella en la que la actividad es tan agradable que el que aprende la considera a la vez trabajo y juego. Se debe incitar al niño a manipular su entorno, a hacer uso de su iniciativa, ya que gracias a ello desarrollará su capacidad biológica que da lugar a la inteligencia. Jugando el niño adquirirá ideas claras y concretas, pues la acción lúdica influye de manera muy positiva en la actividad mental del niño. El niño nace con una capacidad cognoscitiva que se irá desarrollando gracias a su propia experiencia, experiencia es actividad y actividad es juego. El niño desarrolla su capacidad de razonamiento mediante el juego, ya que el juego es exploratorio de los objetos, pieza clave del desarrollo intelectual y es también fuente inagotable de experiencias. Somos pues partidarios de que la inteligencia juegue es primordial que el niño aprenda a jugar utilizando su capacidad cognitiva. La inteligencia no es la única conquista del hombre que hemos de preservar y transmitir, se trata de potenciar la inteligencia, si pero en armonia con otros valores humanos como son afectividad y motricidad. Ya que cualquier educación que pretendiese ser meramente intelectual sería inhumana. La afectividad influye de manera positiva o negativa en los procesos intelectos. El conocimiento no puede adquirirse realmente si no es a partir de una vivencia global en la que se comprometa toda la personalidad del que aprende.
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