La Universidad de Valladolid durante la Baja Edad Media

Abstract

Analizar la evolución de la institución en los primeros siglos de su historia -desde el siglo XIII al XVI- así como las dificultades que tuvo que soslayar y su forma de hacerlo. Intentar abordar pese a la escasa documentación facetas tan complejas y dispares como la jurídica, la económica, la intelectual, etc. Desterrar tópicos y arrojar un poco de luz sobre los primeros siglos de la vida universitaria en Valladolid. Revisión de todos los estudios existentes sobre el tema, búsqueda de nuevas fuentes: bulas y privilegios, libros de claustro, libros de matrícula, de provisiones de cátedra, etc.. El debatido origen de la Universidad de Valladolid parece hallarse en los estudios particulares que se impartían en la abadía. A finales del Siglo XIII el Concejo Vallisoletano ante la necesidad de un centro cultural superior, en vez de crear uno nuevo, decide apoyar el ya existente, que en el Siglo XIV es estudio general y en el XV Universidad. Las dificultades con las que se encontró el centro durante la Baja Edad Media fueron la falta de recursos reflejada entre otras cosas en los bajos sueldos de los catedráticos, la solución adoptada fue la petición de un 'Estudio de privilegios, exenciones, etc. a papas y reyes. 'El segundo factor perturbador fueron las intromisiones tanto de las autoridades eclesiásticas como laicas. Aún así la institución sale adelante aunque todo ello tiene un impacto negativo en el nivel intelectual ya que la mayoría de catedráticos poseían únicamente el título de Bachiller. Se destaca la clara orientación hacia los estudios de derecho relacionado con la existencia de la Audiencia en Valladolid. El impacto del Cisma tiene una especial importancia sobre el movimiento universitario en general y en especial en la de Vallladolid a la que se le concede la Facultad de Teología poseyendo ya las cuatro facultades fundamentales. Lento ha sido el proceso de consolidación y un mito la pretendida autonomía de la Universidad. Falta de recursos económicos e intromisión constante de la audiencia, abadía y demás entidades locales provocaron frecuentes alborotos. Por fín a principios del Siglo XVI podemos afirmar que la institución ya está plenamente consolidada abriéndose ante sí una nueva etapa.