Pedagogía hospitalaria
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1989Resumen:
Reflejar los aspectos más importantes que hay que tener en cuenta al abordar este campo que se abre a la pedagogía hospitalaria, además de justificar la necesidad de su existencia. El tema se estructura en seis apartados, comenzando por hacer unas consideraciones acerca del dolor, la enfermedad y la muerte, así como de los principios en que se debe basar la acción pedagógica en el contexto hospitalario. Una vez situados en este marco, se acerca a los sujetos sobre los que recae tal acción, los niños y adolescentes hospitalizados. Ya conocido el contexto y la especificidad de los niños hospitalizados pasa a exponer en que consiste o, más bien, debería consistir, una buena asistencia pedagógica hospitalaria señalando los factores influyentes tanto externo como internos, que determinarán la actitud del niño ante su enfermedad y ante la ayuda que se le propone. En este capítulo expone también los medios fundamentales con los que cuenta la pedagogía hospitalaria para realizar su cometido: la escolaridad y la compañía y el diálogo. Finalmente, en los dos últimos capítulos describe la situación actual de la pedagogía hospitalaria en España y la problemática existente, consecuencia del poco tiempo que lleva en práctica esta actividad y de la descoordinación de los distintos organismos que se ocupan de ello. El trabajo acaba con la exposición de tres experiencias realizadas en distintos hospitales de España y en muy diversas condiciones pero que recogen la filosofía y se basan en los supuestos teóricos reflejados en los capítulos anteriores. 1) La pedagogía hospitalaria deja de consistir en un cúmulo de experiencias aisladas para convertirse, paulatinamente, en una actividad organizada y sistematizada en al que, el Ministerio de Sanidad coordinados efectivamente con el Ministerio de Educación, se responsabilicen de forma oficial y proporcionen personal especializado así como los medios necesarios para el buen desarrollo de la mima. 2) Es necesario profundizar más en este nuevo campo de la pedagogía social en orden a los beneficios que, con las experiencias realizadas hasta ahora, se han demostrado en los niños y adolescentes hospitalizados. 3) Los que pretende la pedagogía hospitalaria es el perfeccionamiento de la persona en todas sus facetas y de todas sus potencialidades en una situación en la que, en un principio, parece que no es posible dadas las limitaciones existentes en el contexto hospitalario pero que de hecho no sólo es posible sino, ética y socialmente, necesario. 4) Unos de los objetivos de la pedagogía hospitalaria es ayudar al niño a que tome una actitud adecuadas, necesaria para salir con bien del mal, ayudarle a mantenerse aún en los momentos difíciles. Se trata de que el niño enfermo se enfrente serena y dignamente a su enfermedad y limitaciones consecuentes. 5) Para el niño enfermo crónico son fundamentales medios tales con la escolarización, el diálogo, la compañía, el juego y las actividades plásticas. En definitiva, se pretende que el periodo de hospitalización sea un continuum, no una ruptura con todo lo anterior, siempre, claro está, dentro de lo posible y atendiendo a las circunstancias. 6) Todos los especialistas consideran el juego como una de las actividades más importantes a potenciar dentro del marco hospitalario, ya que éste permite al niño expresar sus sentimientos, manejar el entorno y desarrollar sus facultades no enfermas.
Reflejar los aspectos más importantes que hay que tener en cuenta al abordar este campo que se abre a la pedagogía hospitalaria, además de justificar la necesidad de su existencia. El tema se estructura en seis apartados, comenzando por hacer unas consideraciones acerca del dolor, la enfermedad y la muerte, así como de los principios en que se debe basar la acción pedagógica en el contexto hospitalario. Una vez situados en este marco, se acerca a los sujetos sobre los que recae tal acción, los niños y adolescentes hospitalizados. Ya conocido el contexto y la especificidad de los niños hospitalizados pasa a exponer en que consiste o, más bien, debería consistir, una buena asistencia pedagógica hospitalaria señalando los factores influyentes tanto externo como internos, que determinarán la actitud del niño ante su enfermedad y ante la ayuda que se le propone. En este capítulo expone también los medios fundamentales con los que cuenta la pedagogía hospitalaria para realizar su cometido: la escolaridad y la compañía y el diálogo. Finalmente, en los dos últimos capítulos describe la situación actual de la pedagogía hospitalaria en España y la problemática existente, consecuencia del poco tiempo que lleva en práctica esta actividad y de la descoordinación de los distintos organismos que se ocupan de ello. El trabajo acaba con la exposición de tres experiencias realizadas en distintos hospitales de España y en muy diversas condiciones pero que recogen la filosofía y se basan en los supuestos teóricos reflejados en los capítulos anteriores. 1) La pedagogía hospitalaria deja de consistir en un cúmulo de experiencias aisladas para convertirse, paulatinamente, en una actividad organizada y sistematizada en al que, el Ministerio de Sanidad coordinados efectivamente con el Ministerio de Educación, se responsabilicen de forma oficial y proporcionen personal especializado así como los medios necesarios para el buen desarrollo de la mima. 2) Es necesario profundizar más en este nuevo campo de la pedagogía social en orden a los beneficios que, con las experiencias realizadas hasta ahora, se han demostrado en los niños y adolescentes hospitalizados. 3) Los que pretende la pedagogía hospitalaria es el perfeccionamiento de la persona en todas sus facetas y de todas sus potencialidades en una situación en la que, en un principio, parece que no es posible dadas las limitaciones existentes en el contexto hospitalario pero que de hecho no sólo es posible sino, ética y socialmente, necesario. 4) Unos de los objetivos de la pedagogía hospitalaria es ayudar al niño a que tome una actitud adecuadas, necesaria para salir con bien del mal, ayudarle a mantenerse aún en los momentos difíciles. Se trata de que el niño enfermo se enfrente serena y dignamente a su enfermedad y limitaciones consecuentes. 5) Para el niño enfermo crónico son fundamentales medios tales con la escolarización, el diálogo, la compañía, el juego y las actividades plásticas. En definitiva, se pretende que el periodo de hospitalización sea un continuum, no una ruptura con todo lo anterior, siempre, claro está, dentro de lo posible y atendiendo a las circunstancias. 6) Todos los especialistas consideran el juego como una de las actividades más importantes a potenciar dentro del marco hospitalario, ya que éste permite al niño expresar sus sentimientos, manejar el entorno y desarrollar sus facultades no enfermas.
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