Integración de deficientes : actitudes determinantes y canales de actuación
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1984Resumen:
Dentro del ámbito de la Educación Especial y de la integración, y tras un análisis del concepto clave de normalización y/o integración y del concepto de dogmatismo de Rokeach (1960), plantea una aproximación contextualizada al problema de la integración de los deficientes mentales, contemplando el papel desempeñado por psicólogos, profesores, cuidadores, padres y alumnos. Considera los aspectos de grado de implicación, contacto previo con deficientes y dimensiones de personalidad, en concreto dogmatismo. 3 grupos: Niños, 913 entre 7 y 15 años, estudiantes de EGB. Adolescentes, 329 entre 14 y 18 años, estudiantes de BUP y FP. Adultos, 975 con edades que oscilan desde menores de 30 años hasta 60, clasificados según su proximidad o actividad con deficientes. Análisis de la muestra y aplicación de cuestionarios: niños y adolescentes (cuestionario de actitudes hacia la integración), adultos (mismo cuestionario más la escala de actitudes de Rokeach). Los análisis y resultados se exponen en este orden: Niños.- Variables: curso académico (3 niveles), sexo, centro escolar (2 niveles), contacto previo con deficientes (2 niveles) y zona de residencia (2 niveles). Variable criterio, contactos con deficientes. Adolescentes.- Variables: implicación personal, tipo de estudios y sexo. Variable criterio: implicación personal. Adultos.- Variables: edad, sexo, estamento (4 niveles), contacto con deficientes (6 niveles) e implicación personal. Niños: actitud favorable a la integración mayor en los cursos superiores, en las niñas, en alumnos de centros privados, cuando han tenido experiencias previas de contacto y pertenecientes a colegios de la capital. Adolescentes: actitud favorable a la integración mayor en las chicas y en estudiantes de BUP. Aunque en la variable sexo y en la de tipo de estudios, la no implicación reduce las diferencias. Adultos: perfil más favorable a la integración en edad menor de 30 años, mujer, con profesión educativa, en concreto educación especial, en sus niveles inferiores (cuidadores). El contacto con el deficiente origina un cambio de actitudes positivo. Respecto a la relación entre actitudes hacia la integración y componentes de personalidad, dogmatismo y xenofobia implican una actitud más negativa. Aun cuando las conclusiones de este trabajo no pueden extrapolarse a todo el territorio y que las relaciones entre actitudes y conducta no pueden anticiparse con totales garantías, parece claro, que las mujeres y el personal docente tienen una mejor disposición. Los padres son los más resistentes al cambio social, lo que hace necesaria una campaña de concienciación. También es necesario en EGB, donde se realiza la integración en las primeras etapas, y en la que los alumnos tienen peor disposición que en cursos superiores. La implicación, conocimiento y relación con el deficiente mejora la actitud hacia la integración.
Dentro del ámbito de la Educación Especial y de la integración, y tras un análisis del concepto clave de normalización y/o integración y del concepto de dogmatismo de Rokeach (1960), plantea una aproximación contextualizada al problema de la integración de los deficientes mentales, contemplando el papel desempeñado por psicólogos, profesores, cuidadores, padres y alumnos. Considera los aspectos de grado de implicación, contacto previo con deficientes y dimensiones de personalidad, en concreto dogmatismo. 3 grupos: Niños, 913 entre 7 y 15 años, estudiantes de EGB. Adolescentes, 329 entre 14 y 18 años, estudiantes de BUP y FP. Adultos, 975 con edades que oscilan desde menores de 30 años hasta 60, clasificados según su proximidad o actividad con deficientes. Análisis de la muestra y aplicación de cuestionarios: niños y adolescentes (cuestionario de actitudes hacia la integración), adultos (mismo cuestionario más la escala de actitudes de Rokeach). Los análisis y resultados se exponen en este orden: Niños.- Variables: curso académico (3 niveles), sexo, centro escolar (2 niveles), contacto previo con deficientes (2 niveles) y zona de residencia (2 niveles). Variable criterio, contactos con deficientes. Adolescentes.- Variables: implicación personal, tipo de estudios y sexo. Variable criterio: implicación personal. Adultos.- Variables: edad, sexo, estamento (4 niveles), contacto con deficientes (6 niveles) e implicación personal. Niños: actitud favorable a la integración mayor en los cursos superiores, en las niñas, en alumnos de centros privados, cuando han tenido experiencias previas de contacto y pertenecientes a colegios de la capital. Adolescentes: actitud favorable a la integración mayor en las chicas y en estudiantes de BUP. Aunque en la variable sexo y en la de tipo de estudios, la no implicación reduce las diferencias. Adultos: perfil más favorable a la integración en edad menor de 30 años, mujer, con profesión educativa, en concreto educación especial, en sus niveles inferiores (cuidadores). El contacto con el deficiente origina un cambio de actitudes positivo. Respecto a la relación entre actitudes hacia la integración y componentes de personalidad, dogmatismo y xenofobia implican una actitud más negativa. Aun cuando las conclusiones de este trabajo no pueden extrapolarse a todo el territorio y que las relaciones entre actitudes y conducta no pueden anticiparse con totales garantías, parece claro, que las mujeres y el personal docente tienen una mejor disposición. Los padres son los más resistentes al cambio social, lo que hace necesaria una campaña de concienciación. También es necesario en EGB, donde se realiza la integración en las primeras etapas, y en la que los alumnos tienen peor disposición que en cursos superiores. La implicación, conocimiento y relación con el deficiente mejora la actitud hacia la integración.
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