La Filosofía en la Enseñanza Media : criterios didáctico. Ponencias del II Congreso Internacional de Milán
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1962Publicado en:
Enseñanza media. 1962, n. 99-102 ; p. 473-492Resumen:
La filosofía en la enseñanza media debe relegarse al último curso inmediato a su ingreso en la universidad. Las razones son patentes. La filosofía juega con conceptos tan abstractos y generales que apenas permiten un substrato intuitivo en que puedan descansar los sentidos y la imaginación. La comprensión filosófica supone un desarrollo intelectual más avanzado que el que hace falta para las otras asignaturas y un hábito de capacidad de reflexión que no es tan preciso para el estudio de éstas. Esta reflexividad no la tienen los alumnos de los primeros cursos de la enseñanza media. Por otra parte, en filosofía no basta comprender unos cuantos conceptos, es preciso llegar a ver el problema filosófico y en este sentido para los problemas de la filosofía no se despierta hasta que los alumnos sienten la crisis de la plena pubertad. Sólo entonces puede empezar a surtir efecto el gran poder formativo de la filosofía, cuando el joven pasa de ese aislamiento en su mundo, vertido sobre sus cosas, para volver sobre sí y hacer el descubrimiento del yo con su incipiente rebeldía contra el medio ambiente y cuando surgen inquietudes e ideas que exigen auténticos valores que den sentido a la vida e impiden el extraño del espíritu juvenil en esos momentos de crisis. Pero además,hay otra razón para dejar el estudio de la filosofía para el último curso: se basa en la relación objetiva de dependencia mutua entre la filosofia y las Ciencias. La filosofía, cualquiera que sea el concepto que de ella se tenga, supone un cúmulo más o menos grande de conocimientos, que solo el conjunto de las demás ciencias puede suministrar. Si se concibe la filosofía. Si se concibe la filosofía como ciencia de las últimas causas de todas las cosas, está claro que antes de estudiar esta última habrá que estudiar las próximas e inmediatas, que constituyen el objeto de las ciencias particulares. La filosofía es la concepción totalitaria del mundo y de la vida, hay que dejar claro que esta totalidad es una unidad sintética y no analítica, es una unidad que no se nos da hecha, sino que hay que hacer con esas parcelas acotadas de la realidad, por cada una de las ciencias. Así, si la filosofía es reflexión o actividad reflexiva sobre la vida en general, especialmente sobre la actividad cognitiva y estimativa humana, es evidente que la actitud espontánea ha de preceder a la actividad reflexiva. Por ello, la filosofía exige por su índole especial, ser precedida, por lo menos de forma elemental, por el estudio de las demás disciplinas.
La filosofía en la enseñanza media debe relegarse al último curso inmediato a su ingreso en la universidad. Las razones son patentes. La filosofía juega con conceptos tan abstractos y generales que apenas permiten un substrato intuitivo en que puedan descansar los sentidos y la imaginación. La comprensión filosófica supone un desarrollo intelectual más avanzado que el que hace falta para las otras asignaturas y un hábito de capacidad de reflexión que no es tan preciso para el estudio de éstas. Esta reflexividad no la tienen los alumnos de los primeros cursos de la enseñanza media. Por otra parte, en filosofía no basta comprender unos cuantos conceptos, es preciso llegar a ver el problema filosófico y en este sentido para los problemas de la filosofía no se despierta hasta que los alumnos sienten la crisis de la plena pubertad. Sólo entonces puede empezar a surtir efecto el gran poder formativo de la filosofía, cuando el joven pasa de ese aislamiento en su mundo, vertido sobre sus cosas, para volver sobre sí y hacer el descubrimiento del yo con su incipiente rebeldía contra el medio ambiente y cuando surgen inquietudes e ideas que exigen auténticos valores que den sentido a la vida e impiden el extraño del espíritu juvenil en esos momentos de crisis. Pero además,hay otra razón para dejar el estudio de la filosofía para el último curso: se basa en la relación objetiva de dependencia mutua entre la filosofia y las Ciencias. La filosofía, cualquiera que sea el concepto que de ella se tenga, supone un cúmulo más o menos grande de conocimientos, que solo el conjunto de las demás ciencias puede suministrar. Si se concibe la filosofía. Si se concibe la filosofía como ciencia de las últimas causas de todas las cosas, está claro que antes de estudiar esta última habrá que estudiar las próximas e inmediatas, que constituyen el objeto de las ciencias particulares. La filosofía es la concepción totalitaria del mundo y de la vida, hay que dejar claro que esta totalidad es una unidad sintética y no analítica, es una unidad que no se nos da hecha, sino que hay que hacer con esas parcelas acotadas de la realidad, por cada una de las ciencias. Así, si la filosofía es reflexión o actividad reflexiva sobre la vida en general, especialmente sobre la actividad cognitiva y estimativa humana, es evidente que la actitud espontánea ha de preceder a la actividad reflexiva. Por ello, la filosofía exige por su índole especial, ser precedida, por lo menos de forma elemental, por el estudio de las demás disciplinas.
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