El perfil socioprofesional del profesorado de Media y su actitud ante la reforma de la Enseñanza Secundaria
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Fecha:
1997Publicado en:
Revista de educación. 1997, n. 314 ; p. 247-266Resumen:
La actitud del profesorado de enseñanza media refleja una clara ambivalencia, llegando a estar más de acuerdo que en desacuerdo con una mayoría de medidas reformadoras contenidas en la ley. En esa postura dos grupos según su procedencia: los que vienen del bachillerato son más críticos y contrarios a la LOGSE, que los exprofesores de FP, con la misma. A estos últimos, la reforma les abre expectativas que antes se les había negado, como acceso al bachillerato, asignaturas y alumnos más capaces a nivel académico y, a una mayor movilidad geográfica. Los de bachiller han creído en la reforma y han participado en ella sin llegar a ver satisfechas sus expectativas. Sin embargo, es posible ser moderadamente optimistas ante el futuro. Es evidente que la LOGSE significa poner en escena un nuevo guión de cómo enseñar y cómo aprender, que trae consigo cambios importantes para el profesorado, en los planos metodológico y profesional, debido a una nueva concepción del sistema educativo, dividido ahora en ciclos diferentes, finalidad y contenidos. Esta ambivalencia es lógica en los de bachillerato al estar en juego aspectos básicos de su condición de profesores: la reducción del bachillerato a dos años y la competencia laboral de maestros en la secundaria obligatoria. En todo caso, la aceptación del juego con rechazos puntuales es consecuente con la realidad de un sector ampliamente profesionalizado y que sabe que la reforma terminará por implantarse.
La actitud del profesorado de enseñanza media refleja una clara ambivalencia, llegando a estar más de acuerdo que en desacuerdo con una mayoría de medidas reformadoras contenidas en la ley. En esa postura dos grupos según su procedencia: los que vienen del bachillerato son más críticos y contrarios a la LOGSE, que los exprofesores de FP, con la misma. A estos últimos, la reforma les abre expectativas que antes se les había negado, como acceso al bachillerato, asignaturas y alumnos más capaces a nivel académico y, a una mayor movilidad geográfica. Los de bachiller han creído en la reforma y han participado en ella sin llegar a ver satisfechas sus expectativas. Sin embargo, es posible ser moderadamente optimistas ante el futuro. Es evidente que la LOGSE significa poner en escena un nuevo guión de cómo enseñar y cómo aprender, que trae consigo cambios importantes para el profesorado, en los planos metodológico y profesional, debido a una nueva concepción del sistema educativo, dividido ahora en ciclos diferentes, finalidad y contenidos. Esta ambivalencia es lógica en los de bachillerato al estar en juego aspectos básicos de su condición de profesores: la reducción del bachillerato a dos años y la competencia laboral de maestros en la secundaria obligatoria. En todo caso, la aceptación del juego con rechazos puntuales es consecuente con la realidad de un sector ampliamente profesionalizado y que sabe que la reforma terminará por implantarse.
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