Diferenciación y desigualdad : cuando las diferencias culturales se convierten en desigualdades sociales
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Fecha:
1996Publicado en:
Revista de educación. 1996, n. 311 ; p. 183-202Resumen:
Los niveles de ocupación no siempre mantienen una relación directa con el status sociocultural entendido en términos de capital cultural. Sin embargo, los niveles instructivos si mantienen una relación directa con la pertenencia a un status sociocultural determinado, lo que nos permite formular este hecho como una posible hipótesis y que podría quedar establecida en los siguientes términos: los niveles instructivos mantienen una relación directamente proporcional con los equipamientos y consumos culturales, es decir con la pertenencia a un estatus sociocultural. También existe una relación estadísticamente significativa entre la posesión de un estatus y la residencia. Los resultados globales obtenidos demuestran que existen diferencias en cuanto a la producción de verbos, adjetivos, oraciones compuestas, temporales, causales, hecho que confirma la tendencia expuesta en nuestra hipótesis. Sin bien es cierto, que los niveles de bienestar social parecen haber aumentado, persisten amplias zonas de población con necesidades socioculturales específicas. El deseo de querer corregir estas desigualdades debe hacerse en la escuela, dotando con mayores recursos económicos y humanos aquellos núcleos de población que tienen mayores deficiencias socioinstructivas. Desde un punto de vista sociocultural, las políticas deben tender al reequilibrio de las zonas más desfavorecidas son las que necesitan de una mayor incidencia en este aspecto y de un mayor esfuerzo para vencer las habituales barreras que tienden a la protección de las zonas ya protegidas. Por otra parte, los procesos de aprendizaje que se producen a lo largo del periodo escolar tienen un carácter marcadamente abstracto y es, precisamente el lenguaje, el instrumento más privilegiado para acceder a estos procesos, de ahí la importancia del aprendizaje lingüístico. Son estas las razones que hacen replantearse el proceso escolar en función de criterios lingüísticos como tales y las habilidades lingüísticas como habilidades cognitivas que son. Recordemos que todo conocimiento sistemático empieza con un lenguaje preciso y formalizado; someterlo a reglas semánticas es una exigencia del conocimiento racional, cualquiera que sea la clase social que lo adquiera. Así, en la sociedad de la información, el dominio de los recursos y habilidades lingüísticas es primordial al no consistir en absorber toda la información, sino en saber extraer lo esencial que hay en ella para poder ser transformada en conocimiento.
Los niveles de ocupación no siempre mantienen una relación directa con el status sociocultural entendido en términos de capital cultural. Sin embargo, los niveles instructivos si mantienen una relación directa con la pertenencia a un status sociocultural determinado, lo que nos permite formular este hecho como una posible hipótesis y que podría quedar establecida en los siguientes términos: los niveles instructivos mantienen una relación directamente proporcional con los equipamientos y consumos culturales, es decir con la pertenencia a un estatus sociocultural. También existe una relación estadísticamente significativa entre la posesión de un estatus y la residencia. Los resultados globales obtenidos demuestran que existen diferencias en cuanto a la producción de verbos, adjetivos, oraciones compuestas, temporales, causales, hecho que confirma la tendencia expuesta en nuestra hipótesis. Sin bien es cierto, que los niveles de bienestar social parecen haber aumentado, persisten amplias zonas de población con necesidades socioculturales específicas. El deseo de querer corregir estas desigualdades debe hacerse en la escuela, dotando con mayores recursos económicos y humanos aquellos núcleos de población que tienen mayores deficiencias socioinstructivas. Desde un punto de vista sociocultural, las políticas deben tender al reequilibrio de las zonas más desfavorecidas son las que necesitan de una mayor incidencia en este aspecto y de un mayor esfuerzo para vencer las habituales barreras que tienden a la protección de las zonas ya protegidas. Por otra parte, los procesos de aprendizaje que se producen a lo largo del periodo escolar tienen un carácter marcadamente abstracto y es, precisamente el lenguaje, el instrumento más privilegiado para acceder a estos procesos, de ahí la importancia del aprendizaje lingüístico. Son estas las razones que hacen replantearse el proceso escolar en función de criterios lingüísticos como tales y las habilidades lingüísticas como habilidades cognitivas que son. Recordemos que todo conocimiento sistemático empieza con un lenguaje preciso y formalizado; someterlo a reglas semánticas es una exigencia del conocimiento racional, cualquiera que sea la clase social que lo adquiera. Así, en la sociedad de la información, el dominio de los recursos y habilidades lingüísticas es primordial al no consistir en absorber toda la información, sino en saber extraer lo esencial que hay en ella para poder ser transformada en conocimiento.
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