Balance y perspectivas de la formación de profesores
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Fecha:
1975Publicado en:
Revista de educación. 1975, n. 241 ; p. 5-23Resumen:
Formación y rendimiento están estimulando a una formación permanente del profesional: crearán un dinamismo de perfeccionamiento en el servicio que es el reverso de la moneda del estancamiento en estratos limitativo y definitorios. Sería necesario impulsar más investigaciones sobre la formación del profesorado, sus papeles, su eficiencia, dentro de las perspectivas cambiantes de nuestra época. También es necesario establecer las vías para que los resultados de esas investigaciones lleguen a las personas e instituciones que se encargan de la formación previa y en servicio de los futuros profesores y se traduzcan en acción práctica. Debería existir una comunicación constante entre los centros de investigación y los responsables de medidas políticas y administrativas. El papel del profesor está también cambiando. Todo el proceso de preparación de personal más eficiente para los servicios educativos dependerá de que el papel que se atribuye al profesor esté claramente definido y aceptado por la sociedad, por el Estado, por las instituciones formadoras y por el mismo. Aunque esta determinación de su papel no es fácil y estará impuesta por diferencias de sentido en la formación: personal, social, profesional, entre otras. Examinando a fondo esas diferencias veríamos que no son opuestas sino complementarias y que el quid de la cuestión radica en dosificarlas oportunamente según cada situación. Habría que hablar también de los fines y de la satisfacción o insatisfacción de dicha profesión. Por último, habría que señalar que la profesión docente representa en España el 31,38 por 100 de los funcionarios públicos. Sin embargo, su influencia objetiva como factor social y la propia imagen que los docentes tienen de si mismos no parecen responder a ese peso numérico , ni a su nivel medio de formación. La profesión docente, en cuanto tal, parece sólo parcialmente definida en algunos niveles, los de formación más general, y tiende a considerase como una prolongación de otra profesión en las ramas de preparación técnica y profesional. Su formación permanente es una necesidad sentida por organismos, padres y por los propios docentes.
Formación y rendimiento están estimulando a una formación permanente del profesional: crearán un dinamismo de perfeccionamiento en el servicio que es el reverso de la moneda del estancamiento en estratos limitativo y definitorios. Sería necesario impulsar más investigaciones sobre la formación del profesorado, sus papeles, su eficiencia, dentro de las perspectivas cambiantes de nuestra época. También es necesario establecer las vías para que los resultados de esas investigaciones lleguen a las personas e instituciones que se encargan de la formación previa y en servicio de los futuros profesores y se traduzcan en acción práctica. Debería existir una comunicación constante entre los centros de investigación y los responsables de medidas políticas y administrativas. El papel del profesor está también cambiando. Todo el proceso de preparación de personal más eficiente para los servicios educativos dependerá de que el papel que se atribuye al profesor esté claramente definido y aceptado por la sociedad, por el Estado, por las instituciones formadoras y por el mismo. Aunque esta determinación de su papel no es fácil y estará impuesta por diferencias de sentido en la formación: personal, social, profesional, entre otras. Examinando a fondo esas diferencias veríamos que no son opuestas sino complementarias y que el quid de la cuestión radica en dosificarlas oportunamente según cada situación. Habría que hablar también de los fines y de la satisfacción o insatisfacción de dicha profesión. Por último, habría que señalar que la profesión docente representa en España el 31,38 por 100 de los funcionarios públicos. Sin embargo, su influencia objetiva como factor social y la propia imagen que los docentes tienen de si mismos no parecen responder a ese peso numérico , ni a su nivel medio de formación. La profesión docente, en cuanto tal, parece sólo parcialmente definida en algunos niveles, los de formación más general, y tiende a considerase como una prolongación de otra profesión en las ramas de preparación técnica y profesional. Su formación permanente es una necesidad sentida por organismos, padres y por los propios docentes.
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