Formas de saber pedagógico y acción educativa o, ¿qué es lo que forma en la formación del profesorado?
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Fecha:
1987Publicado en:
Revista de educación. 1987, n. 284 ; p. 133-158Resumen:
La disputa en torno a los diversos modelos o paradigmas de la preparación del profesorado pierde mucho de su virulencia ante los resultados de la experiencia. Los estudios de práctica escolar no pueden tener un efecto profiláctico, sino que han de ser, por el contrario, ayudas previas para el aprendizaje. La teoría y la práctica no aparecen integradas, sino que el estudiante se expone como persona, durante breve tiempo, a su situación profesional posterior, y aprende con ello. Esto tendrá consecuencias para su carrera futura. La creciente bibliografía sobre la imagen del profesor y su preparación revelan una fuerte tendencia a la normativización y a la personalización del debate. Tras el agotamiento de los diversos proyectos sobre su preparación, se pueden hacer varias propuestas; la investigación empírica sobre enseñanza y aprendizaje se orienta expresamente hacia la investigación de los fundamentos; causa de todos los males es el miedo del profesor a la educación; otra posición mayor atención a la personalidad del profesor. En definitiva, se podría hablar de un movimiento contrario a los esfuerzos de cientificación de la profesión del profesor. El punto central es el factor persona . Pero sorprende al mismo tiempo que la administración escolar, se esfuerce tanto en influir sobre la preparación del profesorado y, en su perfeccionamiento, poniendo en primer plano el factor organización. Aparecen así, dos opciones: se puede optar por la persona o por la organización. En ambos casos existen ventajas e inconvenientes específicos. Pero, no es exclusión de lo que se trata. Lo decisivo es que los diversos aspectos de la actividad docente se combinen armónicamente con las formas de preparación correspondiente. El análisis casuístico no puede ser un programa para formación del profesor. Y seguirá siendo necesaria la organización y la gestión en la escuela como en la universidad. También es cierto que la labro del profesor se caracteriza por una situación específica de mezcla de planificación y azar, de lo definible e indefinible, de la especificidad y la generalidad. Es preciso definir lo definible y planificar lo planificable.
La disputa en torno a los diversos modelos o paradigmas de la preparación del profesorado pierde mucho de su virulencia ante los resultados de la experiencia. Los estudios de práctica escolar no pueden tener un efecto profiláctico, sino que han de ser, por el contrario, ayudas previas para el aprendizaje. La teoría y la práctica no aparecen integradas, sino que el estudiante se expone como persona, durante breve tiempo, a su situación profesional posterior, y aprende con ello. Esto tendrá consecuencias para su carrera futura. La creciente bibliografía sobre la imagen del profesor y su preparación revelan una fuerte tendencia a la normativización y a la personalización del debate. Tras el agotamiento de los diversos proyectos sobre su preparación, se pueden hacer varias propuestas; la investigación empírica sobre enseñanza y aprendizaje se orienta expresamente hacia la investigación de los fundamentos; causa de todos los males es el miedo del profesor a la educación; otra posición mayor atención a la personalidad del profesor. En definitiva, se podría hablar de un movimiento contrario a los esfuerzos de cientificación de la profesión del profesor. El punto central es el factor persona . Pero sorprende al mismo tiempo que la administración escolar, se esfuerce tanto en influir sobre la preparación del profesorado y, en su perfeccionamiento, poniendo en primer plano el factor organización. Aparecen así, dos opciones: se puede optar por la persona o por la organización. En ambos casos existen ventajas e inconvenientes específicos. Pero, no es exclusión de lo que se trata. Lo decisivo es que los diversos aspectos de la actividad docente se combinen armónicamente con las formas de preparación correspondiente. El análisis casuístico no puede ser un programa para formación del profesor. Y seguirá siendo necesaria la organización y la gestión en la escuela como en la universidad. También es cierto que la labro del profesor se caracteriza por una situación específica de mezcla de planificación y azar, de lo definible e indefinible, de la especificidad y la generalidad. Es preciso definir lo definible y planificar lo planificable.
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