Sobre la formación del profesorado de lenguas modernas
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Fecha:
1956Publicado en:
Revista de educación. 1956, n. 49 ; p. 37-39Resumen:
Nadie ignora la importancia que tiene la formación del profesorado en cualquier disciplina. Pero se suele olvidar que un profesor no se hace de una vez para siempre. Hay que conservar y reponer sus conocimientos, renovar su técnica y reparar los desgastes que le van causando la fatiga y los embates de la juventud escolar. Los presupuestos del estado que consignan gastos para los profesores. Al docente no se le forma tan sólo con un sistemas de selección; el poder público tiene el deber y la obligación de que el fruto obtenido no se malogre en la rutina y la indiferencia. Los idiomas modernos no deben prestarse a una cierta improvisación. Por eso, los intelectuales españoles, dado el abandono al que ha estado sometido su disciplina, se encuentran en inferioridad de condiciones con respecto a sus colegas europeos. Dos son las premisas de toda preparación del profesorado: estar equipado científicamente de modo satisfactorio y poseer una documentación suficiente y, por ende, moderna; sin duda, somos más deficitarios en esto que en aquello. La preparación científica de nuestros profesores de idiomas, al igual que en los demás países, requiere la posesión de un grado universitario y una especialización. La selección del profesorado de una lengua viva supone pruebas que garanticen la posesión de un título para que no esté en situación de inferioridad frente al oriundo del país del que se trate. Pero, este título implica un conocimiento suficientemente ágil dela lengua hablada en todos sus aspectos, al igual que de la lengua escrita.
Nadie ignora la importancia que tiene la formación del profesorado en cualquier disciplina. Pero se suele olvidar que un profesor no se hace de una vez para siempre. Hay que conservar y reponer sus conocimientos, renovar su técnica y reparar los desgastes que le van causando la fatiga y los embates de la juventud escolar. Los presupuestos del estado que consignan gastos para los profesores. Al docente no se le forma tan sólo con un sistemas de selección; el poder público tiene el deber y la obligación de que el fruto obtenido no se malogre en la rutina y la indiferencia. Los idiomas modernos no deben prestarse a una cierta improvisación. Por eso, los intelectuales españoles, dado el abandono al que ha estado sometido su disciplina, se encuentran en inferioridad de condiciones con respecto a sus colegas europeos. Dos son las premisas de toda preparación del profesorado: estar equipado científicamente de modo satisfactorio y poseer una documentación suficiente y, por ende, moderna; sin duda, somos más deficitarios en esto que en aquello. La preparación científica de nuestros profesores de idiomas, al igual que en los demás países, requiere la posesión de un grado universitario y una especialización. La selección del profesorado de una lengua viva supone pruebas que garanticen la posesión de un título para que no esté en situación de inferioridad frente al oriundo del país del que se trate. Pero, este título implica un conocimiento suficientemente ágil dela lengua hablada en todos sus aspectos, al igual que de la lengua escrita.
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