El tabú de la ortografía
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Fecha:
1967Publicado en:
Revista de educación. 1967, n. 191 ; p. 113-117Resumen:
El conocimiento correcto de la ortografía conlleva una actitud negativa en muchas personas. Por lo general, se asocia a la ortografía una actitud intransigente o intolerante. De ahí que se hable del tabú de la ortografía. Hay que replantear la enseñanza de la ortografía, huyendo de toda intolerancia. Pero por otro lado, hay que reforzar el conocimiento de la ortografía, ya que tiene efectos positivos, de los que se destacan cuatro aspectos en los que potencia la inteligencia: el factor manipulativo o inteligencia práctica, el factor estructural o técnico, el factor de flexibilidad de hipótesis o ingenio y el factor automático. Para lograr un correcto aprendizaje de la ortografía, no es imprescindible que éste se produzca en la niñez. Con la utilización del método correcto, que abandone el detalle, el aprendizaje memorístico de las reglas ortográficas, y se fundamente en la práctica, en la ordenación individual de las incidencias ortográficas, se podrá lograr que cualquier persona domine la ortografía de una lengua. Por último se señala que es necesaria cierta tolerancia para aquellas personas que no acaban de dominar la ortografía, del mismo modo que se aplica a las personas que no son capaces de dominar el dibujo.
El conocimiento correcto de la ortografía conlleva una actitud negativa en muchas personas. Por lo general, se asocia a la ortografía una actitud intransigente o intolerante. De ahí que se hable del tabú de la ortografía. Hay que replantear la enseñanza de la ortografía, huyendo de toda intolerancia. Pero por otro lado, hay que reforzar el conocimiento de la ortografía, ya que tiene efectos positivos, de los que se destacan cuatro aspectos en los que potencia la inteligencia: el factor manipulativo o inteligencia práctica, el factor estructural o técnico, el factor de flexibilidad de hipótesis o ingenio y el factor automático. Para lograr un correcto aprendizaje de la ortografía, no es imprescindible que éste se produzca en la niñez. Con la utilización del método correcto, que abandone el detalle, el aprendizaje memorístico de las reglas ortográficas, y se fundamente en la práctica, en la ordenación individual de las incidencias ortográficas, se podrá lograr que cualquier persona domine la ortografía de una lengua. Por último se señala que es necesaria cierta tolerancia para aquellas personas que no acaban de dominar la ortografía, del mismo modo que se aplica a las personas que no son capaces de dominar el dibujo.
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