Formación continua del profesorado de educación Primaria
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2011Publicado en:
B / Ilustre Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias. 2011, n. 224, abril ; p. 16-17Resumen:
La Ley Orgánica de Educación establece en su artículo 102 que la formación permanente constituye un derecho y una obligación de todo el profesorado y una responsabilidad de las administraciones educativas y de los propios centros. La formación proporciona al profesor la actualización y reciclaje necesarios para hacer frente a las nuevas necesidades y demandas. Además, da respuesta a sus expectativas de mejora en el ejercicio profesional, aprendizaje y satisfacción laboral. El modelo actual de formación continua se comprende como un conjunto de actividades y prácticas para ampliar sus conocimientos y mejorar sus habilidades docentes. Además, estas actividades se utilizan para evaluar y desarrollar la actividad profesional y promover su desarrollo personal. Se comenta que la formación continua debe orientarse al desarrollo de capacidades. Se debe producir el cambio de docente reproductor a transformador. El modelo de intervención debe tener tres etapas: reflexión, acción y práctica. La mayor parte de los programas de formación se centran en métodos y estrategias y pocos se centran en las actitudes del profesor que afectan a su práctica. Este enfoque insta a los maestros a reflexionar de forma crítica no sólo cómo enseñan, sino por qué enseñan del modo en que lo hacen. Los programas actuales de formación suelen incluir estrategias de perfeccionamiento. Para desarrollar estos programas se hace necesario una atmósfera de confianza dentro del grupo de participantes; centrarse en el aprendizaje más que en la enseñanza; la práctica reflexiva y la adquisición y desarrollo de competencias realizadas en el centro, que tengan en cuenta las autoevaluaciones de los proyectos formativos.
La Ley Orgánica de Educación establece en su artículo 102 que la formación permanente constituye un derecho y una obligación de todo el profesorado y una responsabilidad de las administraciones educativas y de los propios centros. La formación proporciona al profesor la actualización y reciclaje necesarios para hacer frente a las nuevas necesidades y demandas. Además, da respuesta a sus expectativas de mejora en el ejercicio profesional, aprendizaje y satisfacción laboral. El modelo actual de formación continua se comprende como un conjunto de actividades y prácticas para ampliar sus conocimientos y mejorar sus habilidades docentes. Además, estas actividades se utilizan para evaluar y desarrollar la actividad profesional y promover su desarrollo personal. Se comenta que la formación continua debe orientarse al desarrollo de capacidades. Se debe producir el cambio de docente reproductor a transformador. El modelo de intervención debe tener tres etapas: reflexión, acción y práctica. La mayor parte de los programas de formación se centran en métodos y estrategias y pocos se centran en las actitudes del profesor que afectan a su práctica. Este enfoque insta a los maestros a reflexionar de forma crítica no sólo cómo enseñan, sino por qué enseñan del modo en que lo hacen. Los programas actuales de formación suelen incluir estrategias de perfeccionamiento. Para desarrollar estos programas se hace necesario una atmósfera de confianza dentro del grupo de participantes; centrarse en el aprendizaje más que en la enseñanza; la práctica reflexiva y la adquisición y desarrollo de competencias realizadas en el centro, que tengan en cuenta las autoevaluaciones de los proyectos formativos.
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