La epistemología de la diferencia
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2005Publicado en:
Revista de ciencias de la educación. 2005, n. 202, abril-junio ; p. 191-199Resumen:
Desde el punto de vista de la praxis del fenómeno educativo, el encuentro con la diferencia influye en la construcción y organización del conocimiento. La noción de diferencia está en la base de todo proyecto educativo, y apunta a la multiplicidad de la experiencia, a la pluralidad de planteamientos. En una sociedad cada vez más multicultural y multiétnica, se requiere el valor de la diferencia para acoger al otro, pero también para rechazarle. Se habla a veces de lo distinto con connotaciones negativas, considerándolo más peligroso que lo diferente, y también se asocia lo distinto con lo extranjero. Lo extraño pertenece a otro entorno, al de la marginalidad, que está situado más allá del margen que traza la identidad cultural de cada uno. La vida es creadora de diferencias y la identidad individual es un proceso compuesto cuyas variantes imprevistas son múltiples y conforman una variedad cultural. La sociedad es compleja y no admite ya una sola visión del mundo: es tiempo de cuentos locales, que impliquen el diálogo y la toma de conciencia de las responsabilidades individuales. Y esto representa un ineludible objetivo educativo, que debe ayudar a filtrar y conectar las diferencias individuales con un sistema más amplio. Nuestra identidad debe estar formada en la armonía de las diferentes pertenencias que la generan y la conciencia de pertenecer, además, a la humanidad.
Desde el punto de vista de la praxis del fenómeno educativo, el encuentro con la diferencia influye en la construcción y organización del conocimiento. La noción de diferencia está en la base de todo proyecto educativo, y apunta a la multiplicidad de la experiencia, a la pluralidad de planteamientos. En una sociedad cada vez más multicultural y multiétnica, se requiere el valor de la diferencia para acoger al otro, pero también para rechazarle. Se habla a veces de lo distinto con connotaciones negativas, considerándolo más peligroso que lo diferente, y también se asocia lo distinto con lo extranjero. Lo extraño pertenece a otro entorno, al de la marginalidad, que está situado más allá del margen que traza la identidad cultural de cada uno. La vida es creadora de diferencias y la identidad individual es un proceso compuesto cuyas variantes imprevistas son múltiples y conforman una variedad cultural. La sociedad es compleja y no admite ya una sola visión del mundo: es tiempo de cuentos locales, que impliquen el diálogo y la toma de conciencia de las responsabilidades individuales. Y esto representa un ineludible objetivo educativo, que debe ayudar a filtrar y conectar las diferencias individuales con un sistema más amplio. Nuestra identidad debe estar formada en la armonía de las diferentes pertenencias que la generan y la conciencia de pertenecer, además, a la humanidad.
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