No es magia, es educación emocional
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2022Publicado en:
Participación educativa. 2022, v. 9, n. 12, mayo ; p. 195-206Resumen:
Para un Centro de Educación de Personas Adultas (CEP) su principal finalidad es la educación permanente. Sin embargo, impartir solo conocimientos no era suficiente para el CEPA de Reinosa, planteándose como reto trabajar la educación emocional a través de un proyecto innovador y piloto hasta entonces, en un CEPA, y todo gracias a la inestimable ayuda y tutela de la Fundación Botín de Cantabria, en el marco de su proyecto de Educación Responsable. Se comenzó a trabajar la dimensión emocional de los adultos, persiguiendo no solo alcanzar una formación integral que atendiera la parte cognitiva, sino también la emocional, que hasta este siglo XXI ha sido más bien escasa. La apuesta por la educación emocional responde a necesidades sociales no atendidas en las materias académicas ordinarias. Durante seis años se lleva desarrollando el aspecto emocional en todas las etapas del centro y, especialmente, en la educación no formal, impartiéndose durante estos años un taller con resultados muy satisfactorios. Las emociones se han convertido en un punto clave de los métodos de enseñanza-aprendizaje del centro, pues el alumnado adulto necesita expresar sus sentimientos, opiniones y pensamientos en un clima de confianza y de grupo, creándose relaciones más estrechas con sus iguales, con el fin de mejorar en su crecimiento personal y su bienestar. Se ha generado, en resumen, un espacio más abierto y acogedor en el centro.
Para un Centro de Educación de Personas Adultas (CEP) su principal finalidad es la educación permanente. Sin embargo, impartir solo conocimientos no era suficiente para el CEPA de Reinosa, planteándose como reto trabajar la educación emocional a través de un proyecto innovador y piloto hasta entonces, en un CEPA, y todo gracias a la inestimable ayuda y tutela de la Fundación Botín de Cantabria, en el marco de su proyecto de Educación Responsable. Se comenzó a trabajar la dimensión emocional de los adultos, persiguiendo no solo alcanzar una formación integral que atendiera la parte cognitiva, sino también la emocional, que hasta este siglo XXI ha sido más bien escasa. La apuesta por la educación emocional responde a necesidades sociales no atendidas en las materias académicas ordinarias. Durante seis años se lleva desarrollando el aspecto emocional en todas las etapas del centro y, especialmente, en la educación no formal, impartiéndose durante estos años un taller con resultados muy satisfactorios. Las emociones se han convertido en un punto clave de los métodos de enseñanza-aprendizaje del centro, pues el alumnado adulto necesita expresar sus sentimientos, opiniones y pensamientos en un clima de confianza y de grupo, creándose relaciones más estrechas con sus iguales, con el fin de mejorar en su crecimiento personal y su bienestar. Se ha generado, en resumen, un espacio más abierto y acogedor en el centro.
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