Por una escuela vivida como comunidad educativa
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2021Publicado en:
Teoría de la educación : revista interuniversitaria. 2021, v. 33, n. 1 ; p. 179-194Resumen:
Se destacan las potencialidades educativas propias de la escuela vivida como una comunidad educativa. Para lograr tal cosa, toda escuela debería asumir el sentido más profundo de su etimológia griega: scholé, es decir «tiempo libre», desligado de las actividades productivas, y por esta razón empleado para la formación personal. Esta ha de defender y promover una mejora armónica y global de la persona que, en una auténtica comunidad educativa, se fomenta: 1) al promover y cuidar los «bienes relacionales», no sólo los «convergentes»; y 2) mediante las vinculaciones y afectos «constitutivos». Los primeros bienes citados solo pueden existir si se dan una relación interpersonal y un vínculo que los vivifiquen, en cuanto son bienes compartidos e indivisibles, necesariamente procedentes del entorno social. Por su parte, los afectos y las vinculaciones «constitutivas», que son la base de una «comunidad constitutiva», resultan fundamentales para la construcción de la identidad, pues muestran el valor antropológico y educativo de las relaciones interpersonales que se establecen.
Se destacan las potencialidades educativas propias de la escuela vivida como una comunidad educativa. Para lograr tal cosa, toda escuela debería asumir el sentido más profundo de su etimológia griega: scholé, es decir «tiempo libre», desligado de las actividades productivas, y por esta razón empleado para la formación personal. Esta ha de defender y promover una mejora armónica y global de la persona que, en una auténtica comunidad educativa, se fomenta: 1) al promover y cuidar los «bienes relacionales», no sólo los «convergentes»; y 2) mediante las vinculaciones y afectos «constitutivos». Los primeros bienes citados solo pueden existir si se dan una relación interpersonal y un vínculo que los vivifiquen, en cuanto son bienes compartidos e indivisibles, necesariamente procedentes del entorno social. Por su parte, los afectos y las vinculaciones «constitutivas», que son la base de una «comunidad constitutiva», resultan fundamentales para la construcción de la identidad, pues muestran el valor antropológico y educativo de las relaciones interpersonales que se establecen.
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