CEIP Miralvalle : una comunidad educativa mirando al futuro
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Fecha:
2020Publicado en:
Participación educativa. 2020, segunda época, vol. 7, n. 10, mayo ; p. 137-149Resumen:
El CEIP Miralvalle es un colegio de barrio en una ciudad pequeña, Plasencia, situada en el norte de la provincia de Cáceres, Extremadura. Está implicado en procesos de innovación desde hace ya más de 30 años, durante los cuales ha tenido múltiples reconocimientos a nivel local, regional y nacional que le han animado a continuar en esa línea de trabajo. La biblioteca y la preocupación por la animación y mejora del proceso lector han sido el corazón que ha impulsado esa innovación desde sus inicios. También ha sido importante la evaluación analítica, tanto interna como externa, que ha provocado planes de mejora continuados. Trabajar en equipo de forma cooperativa y con proyectos integrados, tanto por parte del profesorado como del alumnado, y sentir el proverbio africano que dice que «para educar a un niño hace falta la tribu entera» han sido sus señas de identidad principales, lo que le llevó a constituirse en Comunidad de Aprendizaje en el año 2009, y que ha provocado que el voluntariado y su implicación en el centro sean algo vital. Actualmente se encuentra inmerso en un proceso de preparación de toda la comunidad para desenvolverse en una sociedad altamente tecnologizada y cambiante, pero sin perder esas señas de identidad.
El CEIP Miralvalle es un colegio de barrio en una ciudad pequeña, Plasencia, situada en el norte de la provincia de Cáceres, Extremadura. Está implicado en procesos de innovación desde hace ya más de 30 años, durante los cuales ha tenido múltiples reconocimientos a nivel local, regional y nacional que le han animado a continuar en esa línea de trabajo. La biblioteca y la preocupación por la animación y mejora del proceso lector han sido el corazón que ha impulsado esa innovación desde sus inicios. También ha sido importante la evaluación analítica, tanto interna como externa, que ha provocado planes de mejora continuados. Trabajar en equipo de forma cooperativa y con proyectos integrados, tanto por parte del profesorado como del alumnado, y sentir el proverbio africano que dice que «para educar a un niño hace falta la tribu entera» han sido sus señas de identidad principales, lo que le llevó a constituirse en Comunidad de Aprendizaje en el año 2009, y que ha provocado que el voluntariado y su implicación en el centro sean algo vital. Actualmente se encuentra inmerso en un proceso de preparación de toda la comunidad para desenvolverse en una sociedad altamente tecnologizada y cambiante, pero sin perder esas señas de identidad.
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