Del aprender a aprender al aprender a pensar : la variable funcional de la educación
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1992Publicado en:
Teoría de la educación : revista interuniversitaria. 1992, v. 4 , p. 113-125Resumen:
Se enfoca en la variable funcional del contenido educativo con el objetivo de analizar la incidencia de dicha variable en el proceso de aprendizaje y al mismo tiempo ofrecer pautas para su integración dentro de los currículos. La pregunta ha sido abordada desde una perspectiva constructivista, revelando claramente que aprender a pensar requiere la asimilación de estrategias y habilidades metacognitivas con respecto a los procesos de interacción social. La cognición, con aspectos afectivos y relacionados con el comportamiento que componen su núcleo central, se considera la fuerza impulsora detrás de dichos procesos. Las relaciones diadicas que ocurren dentro de estos procesos afectan a todos aquellos involucrados, maestros y alumnos, creando una serie de responsabilidades para establecer una integración relevante de «qué» y «cómo» enseñar y aprender, una pregunta que lleva a un análisis de la doble perspectiva desde la cual se puede facilitar dicha integración: desde la perspectiva de la acción educativa, basada en la «ayuda» (andamiaje conceptual y operacional) suministrada por el profesor y desde la perspectiva de la actividad educativa, en función de las acciones y operaciones llevadas a cabo por el individuo durante su proceso de aprendizaje. En ambas perspectivas, los «estándares» de procesos se ofrecen junto con un compendio de técnicas educativas dirigidas a implementar tres aspectos clave: el autoajuste del aprendizaje, la construcción de «significados» y el procesamiento «profundo» de la información.
Se enfoca en la variable funcional del contenido educativo con el objetivo de analizar la incidencia de dicha variable en el proceso de aprendizaje y al mismo tiempo ofrecer pautas para su integración dentro de los currículos. La pregunta ha sido abordada desde una perspectiva constructivista, revelando claramente que aprender a pensar requiere la asimilación de estrategias y habilidades metacognitivas con respecto a los procesos de interacción social. La cognición, con aspectos afectivos y relacionados con el comportamiento que componen su núcleo central, se considera la fuerza impulsora detrás de dichos procesos. Las relaciones diadicas que ocurren dentro de estos procesos afectan a todos aquellos involucrados, maestros y alumnos, creando una serie de responsabilidades para establecer una integración relevante de «qué» y «cómo» enseñar y aprender, una pregunta que lleva a un análisis de la doble perspectiva desde la cual se puede facilitar dicha integración: desde la perspectiva de la acción educativa, basada en la «ayuda» (andamiaje conceptual y operacional) suministrada por el profesor y desde la perspectiva de la actividad educativa, en función de las acciones y operaciones llevadas a cabo por el individuo durante su proceso de aprendizaje. En ambas perspectivas, los «estándares» de procesos se ofrecen junto con un compendio de técnicas educativas dirigidas a implementar tres aspectos clave: el autoajuste del aprendizaje, la construcción de «significados» y el procesamiento «profundo» de la información.
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