Las funciones pedagógico-mediadoras de los medios de comunicación social: un entorno interdisciplinario e interprofesional crítico
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2000Publicado en:
Pedagogía social : revista interuniversitaria. 2000, n. 5, junio, 2ª época ; p. 27-57Resumen:
En el seno de las sociedades actuales y, aparentemente, en un entorno virtual cada vez más globalizado, los cambios sociales y los avances tecnológicos han de ser compatibles con los procesos de transformación de personas, grupos y comunidades preservando la identidad de cada cual como fuente de interacción ética y proceso de significación social compartida. En este sentido, las iniciativas socioeducativas que vayan surgiendo vinculadas a las respectivas socio-culturas (educaciones sociales diversas) habrán de garantizar que los miembros de la colectividad se erijan en actores sociales, de tal forma que haciendo uso de metacogniciones mediadoras de reflexión y de compromiso responsable se autoconciban habilitados para la comunicación ternaria (triangulación dialógica), liderando las propias dinámicas de transformación. Los mass-media pueden y deben promocionar las funciones mediadoras de la comunicación humana en la vida cotidiana misma de las personas a través de escenarios de encuentro cara a cara dialécticos que prioricen el entendimiento aun cuando éste pudiera incluso ser entendido como la legitimación del desacuerdo. Las tecnologías de la información y de la comunicación, soporte de los medios de comunicación social, con la confluencia del tejido social, y de las disciplinas y profesionales de la acción social, deben ignorar la búsqueda de universales totalizantes que únicamente pretenden homogeneizar y estereotipar a las personas y a las culturas optando por experiencias de reciprocidad de generación de nuevos significados y argumentaciones así como de interacción entre los participantes y entre ellos.
En el seno de las sociedades actuales y, aparentemente, en un entorno virtual cada vez más globalizado, los cambios sociales y los avances tecnológicos han de ser compatibles con los procesos de transformación de personas, grupos y comunidades preservando la identidad de cada cual como fuente de interacción ética y proceso de significación social compartida. En este sentido, las iniciativas socioeducativas que vayan surgiendo vinculadas a las respectivas socio-culturas (educaciones sociales diversas) habrán de garantizar que los miembros de la colectividad se erijan en actores sociales, de tal forma que haciendo uso de metacogniciones mediadoras de reflexión y de compromiso responsable se autoconciban habilitados para la comunicación ternaria (triangulación dialógica), liderando las propias dinámicas de transformación. Los mass-media pueden y deben promocionar las funciones mediadoras de la comunicación humana en la vida cotidiana misma de las personas a través de escenarios de encuentro cara a cara dialécticos que prioricen el entendimiento aun cuando éste pudiera incluso ser entendido como la legitimación del desacuerdo. Las tecnologías de la información y de la comunicación, soporte de los medios de comunicación social, con la confluencia del tejido social, y de las disciplinas y profesionales de la acción social, deben ignorar la búsqueda de universales totalizantes que únicamente pretenden homogeneizar y estereotipar a las personas y a las culturas optando por experiencias de reciprocidad de generación de nuevos significados y argumentaciones así como de interacción entre los participantes y entre ellos.
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