Una educación libre : Summerhill
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1978Resumen:
Estudiar la figura de A. S. Neill, hombre que ha dedicado su vida a comprender y a amar a los niños, porque sostiene que la única función del niño es vivir su propia vida no la que sus impacientes padres desean para él, ni la que esté de acuerdo con el propósito del educador que cree saber qué es lo que más le conviene. Neill ha sido una de las grandes figuras del radicalismo inglés que, en una sociedad con escuelas de categorías y azotes numerados rigurosamente, se atrevió a prescindir de todo ello y a contarlo. Summerhill ha sido obra de Neill, pero también de su época: es un aspecto de la prolongada lucha en contra y a favor de la libertad del hombre. Han sido las cualidades excepcionales de Neill las que han hecho posible mantener este centro pedagógico el tiempo necesario para que rebasara la etapa de simple experimento. Ya no lo es: ahora es una escuela de demostración porque demuestra que la libertad es eficaz. Neill no fue dogmático: como el mismo dice, su propósito no fue nunca la reforma de la sociedad, sino hacer más felices a unos pocos niños. Su preocupación fundamental fue el niño concreto: su fin, buscar la felicidad. Tuvo una fe ciega en el niño, cree que el niño corriente no es un inválido nato, ni un cobarde, ni un autómata inconsciente, pues posee la virtud de amar la vida e interesarse en ella. En la práctica, ningún padre envia a sus hijos a escuelas como Summerhill, para que reciban una buena educación en el sentido convencional. Los envían para ser 'curados' emocionalmente, luego los llevan a una escuela 'real' para que aprendan algo útil. Si esto es así, podemos manifestar que el trabajo en las aulas de Summerhill se asemeja a una extensión de la terapia de grupo y concluir que el régimen de Summerhill es ideal para cierto tipo de niños.
Estudiar la figura de A. S. Neill, hombre que ha dedicado su vida a comprender y a amar a los niños, porque sostiene que la única función del niño es vivir su propia vida no la que sus impacientes padres desean para él, ni la que esté de acuerdo con el propósito del educador que cree saber qué es lo que más le conviene. Neill ha sido una de las grandes figuras del radicalismo inglés que, en una sociedad con escuelas de categorías y azotes numerados rigurosamente, se atrevió a prescindir de todo ello y a contarlo. Summerhill ha sido obra de Neill, pero también de su época: es un aspecto de la prolongada lucha en contra y a favor de la libertad del hombre. Han sido las cualidades excepcionales de Neill las que han hecho posible mantener este centro pedagógico el tiempo necesario para que rebasara la etapa de simple experimento. Ya no lo es: ahora es una escuela de demostración porque demuestra que la libertad es eficaz. Neill no fue dogmático: como el mismo dice, su propósito no fue nunca la reforma de la sociedad, sino hacer más felices a unos pocos niños. Su preocupación fundamental fue el niño concreto: su fin, buscar la felicidad. Tuvo una fe ciega en el niño, cree que el niño corriente no es un inválido nato, ni un cobarde, ni un autómata inconsciente, pues posee la virtud de amar la vida e interesarse en ella. En la práctica, ningún padre envia a sus hijos a escuelas como Summerhill, para que reciban una buena educación en el sentido convencional. Los envían para ser 'curados' emocionalmente, luego los llevan a una escuela 'real' para que aprendan algo útil. Si esto es así, podemos manifestar que el trabajo en las aulas de Summerhill se asemeja a una extensión de la terapia de grupo y concluir que el régimen de Summerhill es ideal para cierto tipo de niños.
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