Don Juan y sus avatares
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1948Publicado en:
Revista nacional de educación. 1948, n. 77 ; p. 37-41Resumen:
Es uno de los grandes mitos de la Edad Moderna, incluido por vez primera por Blanca de los Ríos y la universalidad del eterno mito de Tirso es tal, que hoy se habla de Don Juan como de Don Quijote, sin nombrar a su autor, al cual se rinde con ello el mayor de los homenajes: el de reconocer, a una de sus criaturas estéticas, fuero de ciudadanía, personalidad independiente y propia. No nació por generación espontánea. Don Juan es el símbolo de la rebeldía de la carne fulminada por la justicia de Dios, y no podía nacer del cerebro de un fraile teólogo y psicólogo, y a quien inquietaba como a ningún dramático el destino eterno de sus criaturas inventadas. Tirso tiene la virtud de haber creado un mito de arte que se renueva perennemente y pervive en todos los países y en todos los tiempos. Ya dijo Menéndez Pelayo del Don Juan que es la obra romántica donde el elemento sobrenatural penetra con más fuerza en el campo de la realidad. Y ese es el secreto de su perennidad: la penetración de lo sobrenatural en lo real.
Es uno de los grandes mitos de la Edad Moderna, incluido por vez primera por Blanca de los Ríos y la universalidad del eterno mito de Tirso es tal, que hoy se habla de Don Juan como de Don Quijote, sin nombrar a su autor, al cual se rinde con ello el mayor de los homenajes: el de reconocer, a una de sus criaturas estéticas, fuero de ciudadanía, personalidad independiente y propia. No nació por generación espontánea. Don Juan es el símbolo de la rebeldía de la carne fulminada por la justicia de Dios, y no podía nacer del cerebro de un fraile teólogo y psicólogo, y a quien inquietaba como a ningún dramático el destino eterno de sus criaturas inventadas. Tirso tiene la virtud de haber creado un mito de arte que se renueva perennemente y pervive en todos los países y en todos los tiempos. Ya dijo Menéndez Pelayo del Don Juan que es la obra romántica donde el elemento sobrenatural penetra con más fuerza en el campo de la realidad. Y ese es el secreto de su perennidad: la penetración de lo sobrenatural en lo real.
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