La Junta de Ampliación de Estudios, una agencia de modernización pedagógica en España
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Fecha:
2000Publicado en:
Revista de educación. 2000, n. extraordinario ; 229-248Resumen:
Único órgano de actualización pedagógica a principios del siglo XX en España. Hubo otras instituciones que se preocuparon por el estado de retraso cultural del país y por la decadencia de los estudios y algunos de ellos consiguieron, en mayor o menor medida, colaborar en la mejora de la escolarización, de la docencia, de la administración escolar, de los métodos didácticos y en último término, de la dignidad de muchos hombres y mujeres, dignidad que empieza por el desarrollo intelectual de cada persona. Pero tras la revisión respecto a los instrumentos que impulsó la Junta para actualizar los discursos y las prácticas pedagógicas en la España del primer tercio del siglo XX, así como del recuento de los ámbitos concretos en los que los pensionistas pudieron actuar, se puede decir que fue un claro balance positivo en esa tarea de modernización que llevó a cabo. Está claro que pudo tener una base social más amplia su esfera de influencia o que pudo haber elegido una estrategia con más capacidad de incidencia en todos los sectores de la nación. Pero hay que estar de acuerdo en que con los presupuestos que contó a través de su existencia, con los avatares políticos a los que tuvo que hacer frente a lo largo de treinta años y las sospechas que despertó en sectores reaccionarios, enemigos de toda novedad, logró en un periodo de tiempo corto unos éxitos cuantificables que contribuyeron a dignificar el país, especialmente en el camino de la pedagogía, lo que ha llevado a algunos historiadores a considerar aquella etapa como una de las mejores por las que ha atravesado España en tiempos pasados.
Único órgano de actualización pedagógica a principios del siglo XX en España. Hubo otras instituciones que se preocuparon por el estado de retraso cultural del país y por la decadencia de los estudios y algunos de ellos consiguieron, en mayor o menor medida, colaborar en la mejora de la escolarización, de la docencia, de la administración escolar, de los métodos didácticos y en último término, de la dignidad de muchos hombres y mujeres, dignidad que empieza por el desarrollo intelectual de cada persona. Pero tras la revisión respecto a los instrumentos que impulsó la Junta para actualizar los discursos y las prácticas pedagógicas en la España del primer tercio del siglo XX, así como del recuento de los ámbitos concretos en los que los pensionistas pudieron actuar, se puede decir que fue un claro balance positivo en esa tarea de modernización que llevó a cabo. Está claro que pudo tener una base social más amplia su esfera de influencia o que pudo haber elegido una estrategia con más capacidad de incidencia en todos los sectores de la nación. Pero hay que estar de acuerdo en que con los presupuestos que contó a través de su existencia, con los avatares políticos a los que tuvo que hacer frente a lo largo de treinta años y las sospechas que despertó en sectores reaccionarios, enemigos de toda novedad, logró en un periodo de tiempo corto unos éxitos cuantificables que contribuyeron a dignificar el país, especialmente en el camino de la pedagogía, lo que ha llevado a algunos historiadores a considerar aquella etapa como una de las mejores por las que ha atravesado España en tiempos pasados.
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