Agresividad y deporte
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1986Resumen:
Estudiar la posible relación que existe entre la práctica de una actividad deportiva, como es el kárate infantil, no competitivo, con la agresividad que el niño muestra, no sólo en ese ámbito deportivo específico, sino también en un campo social más amplio. 45 alumnos practicantes de la actividad deportiva extraescolar de kárate de entre 7 y 11 años, y otro grupo de 43 alumnos de las mismas características pero que no realizan actividades deportivas extraescolares. Tras una primera parte, en la que se abordan los planteamientos teóricos sobre la agresividad, el hecho agresivo, las diferencias sexuales, desarrollo evolutivo y psicopatológico de la conducta agresiva, y sobre el deporte, la estructura del grupo deportivo y la relación del deporte con la agresividad, se pasa a la exposición del trabajo de campo. Test escritos como el EPQ-J, un cuestionario de agresividad confeccionado por el autor, y el test proyectivo de las fábulas de Düss (1980). En la mayoría de los casos no coincidían las respuestas que daban los alumnos, ni su comportamiento observable, con aquellas que daban las familias. Además se demostró una ambivalencia con respecto a la mayoría de las respuestas y por falta de tiempo, no se ha podido dar resultados cuantificados. No obstante el autor aporta una impresión general, que afirma que no hay diferencias significativas en los niveles de agresividad del grupo de kárate con respecto al otro grupo. Esta falta de diferencias puede deberse a que la práctica del kárate se realiza tres horas a la semana, constituyendo una influencia mínima. Además deben realizarse pruebas con grupos orientados hacia la competición, no sólo hacia el aprendizaje, para poder encontrar diferencias más significativas.
Estudiar la posible relación que existe entre la práctica de una actividad deportiva, como es el kárate infantil, no competitivo, con la agresividad que el niño muestra, no sólo en ese ámbito deportivo específico, sino también en un campo social más amplio. 45 alumnos practicantes de la actividad deportiva extraescolar de kárate de entre 7 y 11 años, y otro grupo de 43 alumnos de las mismas características pero que no realizan actividades deportivas extraescolares. Tras una primera parte, en la que se abordan los planteamientos teóricos sobre la agresividad, el hecho agresivo, las diferencias sexuales, desarrollo evolutivo y psicopatológico de la conducta agresiva, y sobre el deporte, la estructura del grupo deportivo y la relación del deporte con la agresividad, se pasa a la exposición del trabajo de campo. Test escritos como el EPQ-J, un cuestionario de agresividad confeccionado por el autor, y el test proyectivo de las fábulas de Düss (1980). En la mayoría de los casos no coincidían las respuestas que daban los alumnos, ni su comportamiento observable, con aquellas que daban las familias. Además se demostró una ambivalencia con respecto a la mayoría de las respuestas y por falta de tiempo, no se ha podido dar resultados cuantificados. No obstante el autor aporta una impresión general, que afirma que no hay diferencias significativas en los niveles de agresividad del grupo de kárate con respecto al otro grupo. Esta falta de diferencias puede deberse a que la práctica del kárate se realiza tres horas a la semana, constituyendo una influencia mínima. Además deben realizarse pruebas con grupos orientados hacia la competición, no sólo hacia el aprendizaje, para poder encontrar diferencias más significativas.
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