Ciencia y género : autoridad y medida en la enseñanza
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Fecha:
1994Publicado en:
Enseñanza de las ciencias : revista de investigación y experiencias didácticas. 1994, v. 12, n. 2, junio ; p. 200-205Resumen:
Se comienza planteando la división que existe entre enseñanza e investigación, que se considera resultado de la incapacidad de la ciencia para hablar de sí misma y transmitir el sentido del conocimiento que desarrolla. Se atrae la atención sobre la relación insignificante entre quienes investigan y quienes enseñan y la falta de autoridad que esto causa y que es la raíz del problema que muchos profesores encuentran al establecer los límites adecuados para ellos mismos y para su propia enseñanza del conocimiento disciplinario. Como resultado de esta falta de mediación, hay una oscilación entre el apoyo ciego y la crítica impotente que caracteriza la relación de aquellos que no están científicamente calificados, y por otro lado el doble exceso de arrogancia y silencio por parte de quienes están calificados y que limita severamente la comunicación entre la ciencia y la sociedad. En esta situación, se ve una condición compartida por muchas mujeres en el trabajo, política y ciencia. Es en la práctica política de las relaciones femeninas y en la elaboración teórica de cómo la autoridad se forma y evoluciona el lugar donde las preguntas apropiadas han encontrado el orden y donde se revela el significado. A partir de información sobre la necesidad de esfuerzos de mediación para fomentar la comunicación entre la enseñanza y investigación, el informe continúa para evaluar los que ya existen, discutiendo las condiciones bajo las cuales una ciencia de la educación puede unir y nutrirse de tal relación con la objetividad que es necesaria.
Se comienza planteando la división que existe entre enseñanza e investigación, que se considera resultado de la incapacidad de la ciencia para hablar de sí misma y transmitir el sentido del conocimiento que desarrolla. Se atrae la atención sobre la relación insignificante entre quienes investigan y quienes enseñan y la falta de autoridad que esto causa y que es la raíz del problema que muchos profesores encuentran al establecer los límites adecuados para ellos mismos y para su propia enseñanza del conocimiento disciplinario. Como resultado de esta falta de mediación, hay una oscilación entre el apoyo ciego y la crítica impotente que caracteriza la relación de aquellos que no están científicamente calificados, y por otro lado el doble exceso de arrogancia y silencio por parte de quienes están calificados y que limita severamente la comunicación entre la ciencia y la sociedad. En esta situación, se ve una condición compartida por muchas mujeres en el trabajo, política y ciencia. Es en la práctica política de las relaciones femeninas y en la elaboración teórica de cómo la autoridad se forma y evoluciona el lugar donde las preguntas apropiadas han encontrado el orden y donde se revela el significado. A partir de información sobre la necesidad de esfuerzos de mediación para fomentar la comunicación entre la enseñanza y investigación, el informe continúa para evaluar los que ya existen, discutiendo las condiciones bajo las cuales una ciencia de la educación puede unir y nutrirse de tal relación con la objetividad que es necesaria.
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