La política y las políticas educativas
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2014Publicado en:
Participación educativa. 2014, segunda época, n. 5, diciembre; p. 17-23Resumen:
En España el desacuerdo continuado en materia de política educativa es un hecho que puede estar originado, de una parte, por la resistencia que ofrece a los cambios el sector público educativo, fuertemente sindicalizado y, de otra parte, por la peculiaridad de la estructura política española y de su dinámica, que hace difícil la articulación de acuerdos cuando las competencias educativas están distribuidas territorialmente y sujetas así a los intereses de múltiples actores políticos y sociales. Pero además, la dificultad para el acuerdo viene determinada también por las características específicas que presenta la educación como cuestión política, ya que el desarrollo de las políticas a largo plazo, como el que exige la educación, es difícil de implementar en democracia. Por otra parte, la disparidad entre los modelos educativos sustentados por los dos partidos mayoritarios llega a ser insalvable cuando se utiliza, continuada y obstinadamente, para bloquear los acuerdos parciales, posibles y necesarios. Factores como el rechazo y la minusvaloración de la excelencia entre los diversos ámbitos educativos y sociales españoles, así como los perfiles personales de los actores de la política educativa -dialogante o cerrado- son factores que influyen igualmente en la ausencia de acuerdos.
En España el desacuerdo continuado en materia de política educativa es un hecho que puede estar originado, de una parte, por la resistencia que ofrece a los cambios el sector público educativo, fuertemente sindicalizado y, de otra parte, por la peculiaridad de la estructura política española y de su dinámica, que hace difícil la articulación de acuerdos cuando las competencias educativas están distribuidas territorialmente y sujetas así a los intereses de múltiples actores políticos y sociales. Pero además, la dificultad para el acuerdo viene determinada también por las características específicas que presenta la educación como cuestión política, ya que el desarrollo de las políticas a largo plazo, como el que exige la educación, es difícil de implementar en democracia. Por otra parte, la disparidad entre los modelos educativos sustentados por los dos partidos mayoritarios llega a ser insalvable cuando se utiliza, continuada y obstinadamente, para bloquear los acuerdos parciales, posibles y necesarios. Factores como el rechazo y la minusvaloración de la excelencia entre los diversos ámbitos educativos y sociales españoles, así como los perfiles personales de los actores de la política educativa -dialogante o cerrado- son factores que influyen igualmente en la ausencia de acuerdos.
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