@misc{11162/89914, year = {1990}, url = {http://hdl.handle.net/11162/89914}, abstract = {Defender al niño es ponerlo en el origen, en el centro y en la meta de la acción social encaminada a la irradición de las conductas personales y socialmente desajustadas. Si esto no es así, si la acción social frente a la inadaptación de menores no es una defensa de la vida, sino simple reactividad primitiva a la conducta socialmente desviada, lo único que conseguiremos será anular vidas y asesinar niños. A esto hay que añadir la lenta reforma del marco jurídico al menor y la inexistencia de un marco administrativo que coordine las actuaciones referentes al menor. Hasta ahora los intereses culturales y los contenidos educativos de los centros de reforma no han respondido a los de la clase trabajadora de que fundamentalmente provienen los inadaptados, con lo que han ido paulatinamente eliminando su conciencia de clase, logrando su desvinculación con su medio, imposibilitando una crítica social en la que integrar y proyectar su agresividad conscientemente. Así se debe ir hacia planteamientos críticos que incluyen en su perspectiva la conciencia de la situación de marginación e injusticia social en el que emerge el fenómeno de la marginación y delincuencia del menor, apoyando la democratización interna en los centros en cuya gestión y orientación también deberían participar todas las fuerzas sociales del entorno. Incumbe a toda la sociedad el tomar parte activa en la tarea de recuperar para sí mismo y para el grupo al menor de conducta desviada. Pero esta inquietud educativa no se improvisa. Es necesario mentalizar y sensibilizar a la opinión pública sobre la realidad profunda y personal del marginado, del inadaptado, del futuro delincuente habitual, haciéndole ver que, en la mayoría de los casos, es víctima de condiciones negativas en el aspecto psicosocial y económico, y sólo mediante la potenciación de medidas y condiciones positivas se conseguirá su cambio de conducta y de actitudes. Del mismo modo, las negativas condiciones educacionales que originan, suscitan y mantienen la conducta inadaptada, están asociadas a situaciones de injusticia social que requieren soluciones políticas más que educativas y psicológicas. Sólo desde una política de desarrollo humano y desde un modelo de sociedad donde el hombre, y no los criterios económicos, sea el centro real y la medida del progreso, se darán las bases para construir una sociedad mejor, más justa, igualitaria y no violenta.}, keywords = {marginado}, keywords = {delincuencia juvenil}, keywords = {trabajo social}, keywords = {investigación social}, title = {Marginación y delincuencia de menores}, author = {Martínez López, David}, }