@article{11162/71358, year = {1957}, url = {http://hdl.handle.net/11162/71358}, abstract = {El diccionario no se debe suprimir hay que enseñar a manejarlo y a adquirir pericia en su uso, no desterrarlo. Ese gran inconveniente en el que muchos se apoyan para condenarlo, el peligro de la indecisión del muchacho ante la variedad de significados castellanos para una sola palabra latina, puede ser un peligro para algunos, pero llega a ser la solución para otros. Es un ejercicio didáctico de toda una clase par elegir el sinónimo más adecuado en la traducción. Por ello, hay que usarlo. La única verdad es que no constituye por si solo el medio de lograr una traducción y que nuestro estudiantes tienen que hallar en el su única tabla de salvación en el momento crítico. Muchas son las causas del fracaso final que un profesor de latín puede ver a lo largo de su tareas docentes, pues el problema para obtener mayores frutos no es el mejor o peor uso del diccionario. Las principales causas son: la inestabilidad de una asignatura cuya supervivencia es dudosa para todos hoy día; La tenaz y cada vez más desconcertante desaplicación de la masa escolar; insuficiencia de horas, excesivo número de alumnos, empleo de libros de textos no aptos. Como soluciones es imposible darlas, pero si algún día se devolviera a asignaturas de tan alto valor cultural como son el Latín y el Griego, el prestigio que merecen, los futuros bachilleres se inclinarían a su estudio y se preciarían de su conocimiento. La desaplicación podría disminuirse únicamente juzgando con severidad al ignorante en las pruebas oficiales, ya que el profesor no puede, por muy eminente que sea, trabajar sin la colaboración del discípulo; si este falla el fracaso es inevitable.}, booktitle = {Revista de educación. 1957, n. 62 ; p. 65-67}, keywords = {latín}, keywords = {medios de enseñanza}, keywords = {diccionario}, title = {Más sobre el diccionario latino}, author = {Alcántara, Rosario}, }